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Abra Kadabra

Recuerdo que cuando era niña me gustaba mucho ir a fiestas de cumpleaños, más si la celebración tenía mago incluido. Era una época hermosa y me sentía muy bien al divertirme con un poco de imaginación, con creer que las cosas desaparecían ante mis ojos. Estos personajes, para mí, tenían el asombroso poder de adivinar la carta que sacábamos o, de la nada, podían hacer aparecer una paloma de un pañuelo que antes estaba vacío.

 

Pero desafortunadamente la infancia no dura toda la vida y, poco a poco, nos enteramos que todos esos actos maravillosos son trucos y que por algún lado está el secreto. Sin embargo, hacen parte de un espectáculo y siguen muy vigentes hoy en día. Es su trabajo y a ellos les queda bien.

 

Como dice un adagio popular: zapatero a tus zapatos. El mago debe hacer magia y un gobernante debe gobernar.

 

Pero resulta que no. En nuestro país tenemos un gobierno con vocación artística. Ya vimos cómo, en un acto digno de Tony Kamo, logró hipnotizar a la izquierda y hacer que abrazaran su proceso de paz, lo acompañaran a reelegirse y lucharan por su buen nombre como candidato. La función terminó, y ahora –sin la necesidad de tenerlos de su lado– empiezan las quejas y las recriminaciones desde el lado amarillo del espectáculo. También vimos cómo le montó competencia a Ricardo/Jorge y a los enviados especiales a cubrir el Mundial de fútbol. No era un hincha normal, no señor; hizo creer que hacía parte del proceso, que sus análisis eran los que se debían escuchar y hasta intentó jugar de amuleto asistiendo a los encuentros del equipo. A la Selección le fue muy bien, pero al país más bien regular porque el Presidente estaba ocupado con el fútbol y no en atender las crisis en Casanare o el Chocó.

 

Y la más reciente vocación es la de mago. El 22 de mayo salió el informe Anuario Mundial de Competitividad 2014, realizado por el Institute for Management Development (IMD). ¿Adivinen qué país bajó en su nivel de competitividad? ¿Les suena Colombia? ¿Escucharon algo en los medios de comunicación? ¿Doña Mechas o alguien más en el Gobierno dio explicaciones o se refirió a esto?

 

El estudio toma como base los indicadores nacionales de desempeño, así como la percepción de una muestra de dirigentes empresariales de cada país. En el estudio se cruzan 253 variables y se obtiene el ranking entre los 60 países que se analizan.

 

El acto de magia consiste en que –al igual que el tal paro agrario– este estudio nunca existió para la opinión pública. No vimos que pasamos del puesto 48 entre 60, a estar en el 51 entre 60. No se comentó ni se explicó que las peores posiciones han sido en este gobierno y que tan solo estamos por encima del 15% de los países que hacen parte de la medición. Mucho menos salió a la luz pública que justo el factor en que más se pierde terreno es el de eficiencia de Gobierno.

 

Todo un acto de ilusionismo. El informe se publica en Lausana (Suiza) y se analiza en todos los países miembros, pero acá se hace invisible a los ojos del electorado. Es que estábamos en plena campaña y era peligrosísimo que se supiera. David Copperfield desapareció la Estatua de La Libertad, la hizo intangible a los ojos del público. Algo similar ocurrió acá con este estudio.

 

Ya la semana pasada nos dimos cuenta de que tristemente seguíamos en el peor puesto en temas de educación. En ese momento se respondió que ¡qué pena!, pero que nos tocaba era compararnos con los mejores y no con los peores, y en eso estoy de acuerdo. No podemos sentirnos bien solo siendo cabeza de ratón. Lo que no comparto es conformarnos y permanecer siendo la cola del león, porque ya sabemos a qué vive oliendo por ahí.

 

Supongo que en este caso no solo presenciamos la desaparición de la opinión frente a esta mala posición en competitividad, sino que también, si se llega a mencionar, saldremos a deber y tendremos que agradecer el no estar en la posición de Venezuela (últimos en el puesto 60). Seguramente si hablamos todo será distraído con un nuevo acto de magia en donde la misma palomita saldrá del mismo pañuelo arrugado.

 

@Tatacabello

 

FUENTE: El Heraldo