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Bribones, truhanes, rufianes y secuaces

En Colombia existen individuos cuyos comportamientos son dañinos para la sociedad; entre ellos están: los delincuentes comunes, los organizados, muchos políticos, aquellos que se hacen llamar guerrilleros y, muchos funcionarios públicos que se salen de la fila para aprovecharse de sus cargos y conseguir aceleradamente su jugosa jubilación.

 

Hay otros representantes de la costumbre de creerse el ombligo del mundo. “Usted no sabe quién soy yo” resume a estos charlatanes. Estos no usan armas, pero generan molestias permanentes a quienes los sufren.

 

Leo hoy un titular de prensa en donde se destaca que los tertuliantes de La Habana podrían ser indultados por el delito del narcotráfico y en el desarrollo de la noticia aparecen las afirmaciones del presidente de la corte suprema de justicia (todos los cargos y nombres de instituciones que se mencionan en este escrito no merecen la mayúscula), sobre su propuesta de considerar el narcotráfico conexo a su lucha política. ¿Este señor no es aquel que fue a defender a su hijo cuando lo detuvieron, en el carro oficial asignado a él, en carantoñas con su novia? De ser así podremos concluir cuál es el nivel de probidad y honradez espiritual del susodicho.

 

Esta aseveración desfachatada, viene en la misma línea de las que desde hace rato, viene pregonando su secuaz que dirige los destinos de la fiscalía y entre ellos como esbirros de los que conversan en La Habana, se buscan la manera de lanzar globos, para observar las reacciones de la comunidad y así afinar las estrategias a seguir para logar los objetivos de impunidad para sus compinches.

 

“Frente a la sucesión de leyes en el tiempo, el principio favor libertatis, que en materia penal está llamado a tener más incidencia, obliga a optar por la alternativa normativa más favorable a la libertad del imputado o inculpado” es un pronunciamiento de la corte constitucional. Esto se conoce como el principio de favorabilidad.

 

Como es muy posible que nos hagan tragar ese sapo, que sería el compendio de todos los sapos del universo, pienso entonces que no solo se le debe aplicar a todos los narco guerrilleros; también caben en ese costal los miembros de las AUC y los mal llamados paramilitares que surgieron ante la ausencia del estado para protegerse del accionar delictuoso de esos supuestos luchadores políticos.

 

Las ideas que inicialmente fueron el impulso de este movimiento, injustificado desde siempre porque dentro de nuestra democracia siempre ha existido el derecho a opinar y a promover nuevas formas de gobierno y nuevas ideas para manejar la cosa pública, se degradaron casi de inmediato y aparecieron las acciones delincuenciales que se fueron incrementando hasta convertir invivible nuestro campo, dando pie, reitero, al nacimiento de otros delincuentes organizados para defenderse de esa peste de langosta que arrasaba con todo lo que allí hubiese.

 

Prueba de que tenemos una democracia que permite diversas opciones se puede ver en la alcaldía de Bogotá, a la cual han llegado representantes de movimientos ciudadanos y de la izquierda, infortunados los bogotanos pero ellos los eligieron, lo mismo que en otras instancias en donde los gobernantes no han pertenecido a los partidos políticos que fomentaron la violencia partidista. De hecho la pluralidad existente es tal, que el prestigio de estas instituciones viene decayendo hasta el punto, que pasaron a ser unos segundones con tendencia al fenecimiento.

 

Aparecieron la U, CR y otros movimientos similares, con los mismos vicios de sus antecesores debido a que los dirigen los mismos bribones que creyeron que con un cambio de piel no se les reconocerían (La serpiente cambia de piel pero sigue siendo serpiente), independiente de estos casos aberrantes y si miramos con detenimiento, veremos que día a día hay más gobernantes que llegaron a ello, por medio de movimientos independientes que interpretaban el sentir popular.

 

Estos en ningún momento recurrieron a las armas para acceder al poder, de modo que las acciones terroristas y el narcotráfico, así como las minas, las bombas a la infraestructura, los reclutamientos forzados y todas esas acciones horrendas de estos delincuentes, no caben dentro de lo que se podría llamar una lucha política y por ende, no pueden indultarse debido a que desde su inicio fue, es y será injustificado. El darle reconocimiento al conflicto político fue el más grave error que pudo cometer el tambor mayor o el batutero de esta banda.

 

POSTRE: Amigo lector, busque sinónimos del titular y allí caben casi todos los que menciono en este escrito. Y son muy pocos los que pueden tildarse con sus antónimos.

 

Envigado, Septiembre 19 de 2015.