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Como que nos llegó la hecatombe

El miércoles, como se suponía, el Senado colombiano aprobó por mayoría absoluta el Acto Legislativo para la Paz, llamado popularmente Ley Habilitante.

 

En lo único en que las bancadas le hicieron caso al Centro Democrático fue en eliminar la creación del llamado Congresito. Cayeron en cuenta de que dicho congresito dejaba con la boca cerrada y las manos atadas a los Senadores y Representantes elegidos en 2014, algo así como convidados de piedra o hasta en casita.

 

Pero este Congreso que, en general, poco escucha y poco reflexiona, desestimó los serios análisis que hicieron varios miembros del Centro Democrático sobre los artículos del Acto Legislativo para la Paz.

 

En ellos demostraron que votar SÍ era dar facultades muy a lo dictadura no sólo al presidente Juan Manuel Santos sino al equipo negociador en La Habana. Y al que está en alguna parte negociando con el Eln.

 

Y atérrense los que han preferido ver fútbol o las divas más fotogénicas o los 90 años de la Reina Isabel de Gran Bretaña: El SÍ prácticamente les entrega a las Farc y al Eln la posibilidad de volver a Colombia un país comunista, al mejor estilo castro chavista.

 

Colombianos: ¡Bienvenidos al Socialismo del Siglo XXI!, escucharemos decir dentro de poco. A menos que…

 

A menos que sigamos haciendo continuas protestas pacíficas contra un modelo fallido. A menos que hagamos jornadas de cacerolazos para apoyar a quienes el costo de vida se les tragó el salario mínimo y ya viven en déficit continuo. A menos que sigamos protestando por la venta de Isagén y preguntando adónde fue a parar esa platica.

 

Porque no nos vengan con cuentos. No se ve o está muy escondidita en las autopistas de la “prosperidad” o las vías 4G.

 

A menos que sigamos protestando por la situación de la salud, de los maestros, de los indígenas, de los auténticos defensores de derechos humanos, de los presos políticos. A menos que digamos No Más a la injusta justicia politizada.

 

Escribiendo todo esto no puedo dejar de pensar en la Chile de Allende y de la Bachelet, en la Cuba de los Castro, en la Venezuela de Chávez, Cabello y Maduro. En la Nicaragua de Daniel Ortega. En el Ecuador de Rafael Correa. En El Salvador. En Guatemala. En el Brasil de Dilma Rousseff y Lula da Silva.

 

Hago un paréntesis para solidarizarme con el pueblo ecuatoriano golpeado por tantas cosas, pero especialmente por la serie de terremotos que ha costado tantas vidas y dejado a miles sin un techo digno. Y con los colombianos que vivían en las zonas del sismo o estaban de paseo allí.

 

Pero volvamos a lo esencial de este artículo:

 

El expresidente Uribe se preocupa, y es honesto que lo haga, si el Fondo Monetario estará ligado al acuerdo con las Farc. Y con el Eln, agrego. También, por la incorporación de una constancia política donde se agregaron cuatro condiciones políticas no incorporadas al texto legal.

 

Se preocupa, porque el artículo primero dice textualmente: “Este Acto Legislativo es para garantizar la implementación del acuerdo final que ponga fin al conflicto”. Como nada está acordado hasta que todo esté acordado, ¿no es esto firmar un cheque en blanco, una hoja en blanco? ¿No es autorizar a ciegas lo que no se sabe o no se ha concretado?

 

Uribe dice que con este Fondo habrá cogobierno para la política agrícola y que el Gobierno envió a las Farc una carta en la cual aceptaba toda la discusión del Socialismo del Siglo XXI. Que en La Habana este grupo guerrillero tranquiliza a los industriales.

 

Mirémonos en el espejo del castro chavismo y de Maduro. Para allá va Colombia si seguimos tan indiferentes o escondiendo la cabeza como el avestruz.

 

Y de ahí seguirá un plebiscito o una Constituyente. Ésta ha sido el sueño de las Farc desde El Caguán, 1998-2002.

 

Dice el MinDefensa Villegas que para las bacrim sólo habrá sometimiento a la justicia ordinaria. ¿Acaso no ha caído en cuenta de la alianza de las guerrillas con estas bandas para exportar cocaína y entrar armas y demás cosas necesarias? ¿Para hacer actos de violencia?

 

Dice José Obdulio Gaviria que la Justicia transicional reemplaza a la jurisdicción ordinaria, a la administrativa, a la Fiscalía, a los jueces penales, a la jurisdicción disciplinaria y al órgano de control fiscal. Y el expresidente Uribe agrega que esto significa una sustitución de la Constitución. Grave, muy grave. Y algo peor: Las Farc (y el Eln después, o al mismo tiempo, digo yo), van a participar indirectamente en la elección de esos jueces.

 

¡Si hoy la justicia cojea, cómo será cuando los violentos sean juez y parte!

 

Duele que igualen a las fuerzas terroristas e ilegales con Las Fuerzas Armadas democráticas del Estado, las de la institucionalidad. Dice el expresidente Uribe: “Mientras la vocación misional de las Fuerzas Armadas es la protección de la Ley y del ciudadano, la vocación misional del terrorismo, atenuemos, llamémoslo guerrilla, es delinquir”. Y recuerda que, de todos modos no irán a la cárcel desde que acepten el delito atroz.

 

Santos dice que no ha podido encontrar el dinero de la guerrilla, cosa fácil si le pregunta al ex embajador en Colombia y Secretario Adjunto de Estado del Buró de Narcóticos y Seguridad Internacional de Estados Unidos, el señor William Brownfield, quien dijo que sabía dónde tenían las Farc su platica. Con ese dinero podrían reparar a sus víctimas y les sobraría para vivir holgadamente.

 

“¿Para qué acuerdo de víctimas si lo que dará la impunidad es reproducir nuevas violencias como ya se ve y esto les negará a las víctimas el más importante de los derechos, el derecho a la no repetición de las violencias?”. Son palabras de Álvaro Uribe.

 

Y en cuanto al narcotráfico dijo que éste lo que ha hecho es financiar masacres y no el derecho a la rebelión. Y se refirió al aumento de los sembrados de coca.

 

Recordemos que ahora ocupamos el deshonroso primer lugar en el mundo. Y hay laboratorios que deforestan, envenenan fuentes hídricas y, lo peor, envenenan a seres humanos y los vuelven drogadictos.

 

Y como el narcotráfico fue definido en La Habana como delito conexo al político, los narcotraficantes podrán ocupar cargos públicos y ser Congresistas. Con razón J.M.Santos acaba de decir en la ONU que en el mundo se debe eliminar la pena de muerte para los inmersos en este crimen. Él sabrá por qué lo dice.

 

Para terminar quiero resaltar la resurrección del Eln. Algunos dicen que trabaja en llave con las Farc. Y quiero decir que todavía hay tiempo de reaccionar antes de que nos quite el Gobierno el uso de las nuevas tecnologías, como parece quererlo el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas. ¿Traería la idea de Cuba o de China? ¿No es esto una censura? El artículo 20 de la Constitución de 1991 dice: “Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación. Estos son libres y tienen responsabilidad social. Se garantiza el derecho a la rectificación en condiciones de equidad. No habrá censura.

 

Pero como vamos, muy pronto nos dirán: “Colombianos: Bienvenidos al Socialismo del Siglo XXI”. Como que nos llegó la hecatombe. Y lloraremos como niños lo que no supimos defender como adultos: la paz en un marco de dignidad, dentro del Estado Social de Derecho, con seguridad humana y jurídica, responsabilidad social empresarial, responsabilidad frente a los derechos y deberes y búsqueda de la igualdad de oportunidades para todos en un marco ético e incluyente.