En las últimas semanas la opinión ha sido fiel testigo, del más reciente “matoneo” que ha desplegado el señor Daniel Coronel, quien desde su columna que utiliza como trinchera para hacer proselitismo político en contra del principal opositor de su más reciente mecenas; así es Coronel quien en el pasado fue socio de Perafan y hoy contratista del Estado, tiene un sesgado afán de legitimar los actuales desenfrenos de las Farc, con la patente de corso de que se ha avanzado mucho en los actuales diálogos, pero lo que es peor aún legitimando en gran parte la llegada de las Farc al congreso usando como arma política desprestigiar los intentos de paz del anterior Gobierno.
Coronel ya no pierde vergüenza, no le basta con auspiciar la inmoralidad administrativa al promover que se le prorrogara un contrato de concesión para su noticiero en el Canal Uno, en contra de todo el régimen de contratación pública, es decir una prorroga casi a dedo sin licitación alguna y sin estudios de conveniencia y oportunidad, así las cosas el padre de la moralidad pública nos salió peor que los Nule; frente a las columnas mal intencionadas y sesgadas del contratista del gobierno las cuales están atiborradas de imprecisiones, ideología política y grandes dosis de legitimidad a la violencia, y activismo político.
Por tal razón es importante responderle desde esta tribuna a coronel en los siguientes términos: 1. el gobierno anterior hizo múltiples esfuerzos a solicitud de la ciudadanía para liberar secuestrados a través de un acuerdo humanitario y para buscar un posible dialogo, en estos esfuerzos señor coronel siempre estuvo presente algo fundamental para el anterior gobierno que se denominan condiciones, para entonces tales se le llamaron “los inamovibles”, todo se hizo con absoluta transparencia, siempre para lograr la libertad de los doce diputados del valle, y las víctimas del terror rescatadas en la operación “jaque”.
Segundo, para el caso de liberación de secuestrados, los guerrilleros que aceptaran en esa eventualidad entrar en un dialogo con el gobierno podrían quedarse en el país y someterse a un proceso de reinserción con toda observancia a la constitución y la ley, bajo la dirección para entonces de la iglesia católica, siempre con el “inamovible” constante de cese de actividades criminales, para aquellos que salieran de la cárcel y que por circunstancias personales decidieran irse al exterior Francia por esos días ofreció ello, para quienes así lo desearan con todas las garantías, ¿entonces señor contratista porque no contar las cosas sin su diáfano partidismo?
Ahora porque el contratista partidista no cuenta que la posición del gobierno anterior, tratándose de elegibilidad de miembros de las Farc, consistía en la posibilidad que daba la constitución para quienes siendo miembros rasos de esa organización terrorista, y que no estuvieran en su contra procesos por crímenes de guerra y lesa humanidad pudiesen llegar al congreso; olvida también el señor coronel que el anterior gobierno desmovilizo cerca de 18 mil guerrilleros, 3.
Que con el propósito de coherencia que caracterizo a esa administración, si de hablar de impunidad se trata en los actuales diálogos, es que si a los guerrilleros rasos no se les puede llevar a la cárcel tal solicitud se aceptaría hoy día sencillamente porque prima el principio de la coherencia.