Despedirse de lo que se ama siempre va a ser complicado. No importa que sea por poco tiempo. Los cambios traen consigo melancolía y la añoranza de querer siempre volver. Hoy, al tiempo que escribo este “hasta luego” me doy cuenta de la importancia que para mi vida han tomado EL HERALDO y sus lectores. Soy una persona distinta a la que comenzó a expresarse desde este espacio.
Hace un poco más de dos años llegué –gracias a la invitación de Ernesto McCausland– con la idea de ampliar mis opiniones, análisis e investigaciones radiales convirtiéndolas en texto. Casi de inmediato me di cuenta de que el asunto era un poco más complejo, y logré entablar una relación muy cercana –gracias a las redes sociales– con aquellos que se interesaron en mi estilo. Con ellos pude crear una interacción que desembocó en lo que hoy llamo mi gran familia.
Escribir para EL HERALDO pasó a ser una necesidad de contar la vida y el acontecer –muchas veces político– de mi país y mi amada Región Caribe desde el respeto a la diferencia pero con la severidad del conocimiento de causa.
Aprendí que esa vocación mía de no tragar entero era en realidad una cualidad que muchos otros colombianos vienen cultivando hace tiempo.
Ese cansancio de ver los pisotones que algunos ‘reyezuelos’ nos dan, hace que poco a poco las voces dejen el conformismo y entren a buscar la forma de hacer sentir su voz.
Con ellos construí un espacio en el que no solo se denunciaba o se criticaba. Este ha sido un espacio de reflexión, de reconocimiento para quien se lo merece y de pedido de auxilio cuando la situación lo amerita.
¿Por qué dejar esto que me hace feliz? Porque gracias a ejercicios como este pude darme cuenta de que siempre se puede hacer algo más por la sociedad. Porque luego de tantas denuncias y tantas quejas, quiero ahora llegar a aportar con propuestas en la construcción de un nueva y mejor Colombia. Inscribiré mi nombre como candidata a la Cámara de Representantes por Bogotá –que es la ciudad en donde resido– y haré parte del más importante y deliberatorio de los congresos en las últimas décadas.
Nunca he ocultado mi profunda admiración por el expresidente Álvaro Uribe ni he dejado que esa admiración se convierta en barrera para ser crítica, investigativa e independiente desde mi tribuna. Ahora llegaré al Congreso con esa libertad de pensamiento y convicción de trabajo que se traduce en la conformación de las listas del Uribe Centro Democrático. Llevaré la defensa de: seguridad democrática, confianza inversionista, estado austero, cohesión social y sobre todo diálogo popular.
El breve espacio en que no estaré (en marzo seguramente podré seguir hablándoles de los temas más importantes del país, pero ahora como representante de todos) me servirá para empaparme aún más de sentimiento nacional, de buenas ideas y de energía positiva para aportar a mi país.
Algunos criticamos, algunos nos quejamos, algunos peleamos. Ahora, yo quiero proponer y hacer.
Gracias a sus comentarios (todos), gracias a sus ideas, gracias a sus aportes. Gracias a este diario por permitirme ser sin juzgar pensamiento alguno; sus lectores son verdaderos editores que saben mantener el significado del periodismo sin odios.
En marzo de 2014 nos encontraremos de nuevo y retomaremos esta hermosa relación que se escribe con tinta que nace en una esquina de mi corazón.
Por si acaso: vergonzosa la manera el que el gobierno Santos compra su reelección. Qué dolor de patria.
@Tatacabello
FUENTE: elheraldo.co