Sitio oficial
 

El ahorro de Santos

La imagen es patética: el presidente trabajando a la luz de una tenue lamparita en la Casa de Nariño para mostrarnos con el ejemplo lo que significa ahorrar energía en tiempos difíciles. Si no supiéramos cómo son los planes de ahorro de Santos, a lo mejor uno que otro incauto todavía le creería y se conmovería con la foto. Sin embargo, conocemos bien al presidente y sabemos que cuando dice que el ejemplo de austeridad comienza por casa, termina haciendo todo lo contrario.

 

Ya lo tenemos medido: no pasó una semana después de anunciar su programa de austeridad inteligente cuando llenó dos aviones con invitados especiales que le acompañaron a la celebración de los quince años del Plan Colombia. Después vino el llamado para que los ministros no viajaran más en primera clase. Una solicitud que duró poco pues, según contó el periodista Juan Fernando Barona de RCN Radio, apareció un curioso decreto que exceptuaba de la orden presidencial justamente a los altos funcionarios del gobierno y les permitía que en vuelos que duraban más de 3 horas -precisamente los más caros- pudieran irse en clase ejecutiva para evitarles incomodidades. ¿Austeridad? ¡Pura paja!

 

Ahora, con su esquema de ahorro energético lo que terminará ocurriendo es que el gobierno nos dirá que hizo todo lo posible para evitarnos el racionamiento, que no encendió los bombillos de sus lámparas palaciegas y que dejó a la pobre Tutina a oscuras, pero que aún así no logró su meta y que debemos irnos al apagón por 6 semanas. Como escribió en su Twitter el también columnista de Vanguardia Liberal, Andrés Mejía: “Creo que Santos sabe que el apagón es inevitable pero dio este compás de espera para decir, en pocos días, que es culpa nuestra por no ahorrar”

 

Un gobierno que creció su burocracia, que se desmandó en mermelada con los parlamentarios para lograr su reelección y que ahora nos propondrá una reforma tributaria que está lejos de ser estructural y que lo que busca en realidad es tapar el hueco fiscal, no puede venir a hablarnos de ahorro ni a pretender que le creamos cuando dice que el ejemplo comienza por casa. ¡Por supuesto que los colombianos debemos aprender a ahorrar luz y agua! pero al mismo tiempo los organismos de control deberían averiguar a fondo qué se hizo el cargo de confiabilidad que nos pusieron a pagar para evitar este tipo de crisis y dónde están los responsables en el Ejecutivo de que no se tomaran las previsiones del caso.