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El Cauca sigue poniendo los muertos

El nivel de insensibilidad nacional ha llegado a tal extremo que ya las noticias de muertos y bombas en regiones lejanas a la capital no conmueven ni se les presta la debida atención.

 

Por ejemplo, lo que sigue sucediendo en el Cauca se volvió paisaje y ya hasta a los corresponsales de guerra de los noticieros les apereza ir a cubrir lo mismo de siempre, y hasta razón tendrán: hostigamientos desde las lomas de Corinto —por ejemplo—, fuego cruzado en la zona urbana, declaraciones del inerme alcalde, condenas de la Santa Madre Iglesia, enfáticos pronunciamientos de los comandantes de la Policía y el Ejército, y visitas relámpago del ministro y los altos mandos —si hay más de cinco muertos y más de cinco casas destruidas— y sin embargo todo sigue igual y peor.

 

Nos hemos acostumbrado a esta violencia fratricida, ignorando que unos compatriotas, por allá en ese olvidado departamento, siguen poniendo la cuota de sangre sin que el Estado, además de prometer y prometer, haga algo tangible y real por ellos.

 

O si no, díganme una sola acción y una obra que se haya ejecutado como compensación material al sacrificio de esos caucanos que siguen pagando el precio de una negociación de paz que a la postre en nada los va a beneficiar, pues aun cuando se arme el papelito ese, la guerrilla que no se acogerá al convenio seguirá traficando y delinquiendo, porque de algo tiene que vivir y el narcotráfico continuará siendo su gran negocio.

 

Es inaudito lo que sufren estas poblaciones y más aún el desinterés que les generan a quienes por negociar en medio de la guerra ponen como mascarón de proa a campesinos inermes de los que nunca se volverán a acordar porque están por allá perdidos en las montañas y en nada los afectan para su cómoda vida palaciega.

 

¿Y hasta cuándo durarán estas muertes anunciadas? ¿Hasta cuándo soportaremos que se sigan cometiendo estos actos de barbarie en manos de unos bandoleros que pueden terminar en el Congreso, mientras quienes harán posible su llegada al parlamento terminarán en los cementerios?

 

FUENTE: El Espectador