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El Ras Tas Tas de Santos

Amanece y enciendo la radio. Claro, soy periodista y soy política, razón por la cual escucho a Julio, a Gustavo, a Yolanda, a José Santos y, en general, a quienes nos cuentan la actualidad nacional. Comienzan las noticias que se refieren al gobierno y sus anuncios (porque tanto en el primero como en lo que se ve venir en el segundo, es lo único que saben hacer bien: anunciar) y siento que ya todo me suena a sonsonete. Escucho la enésima alusión de Santos a James Rodríguez y pienso que ya viene siendo hora que deje de usarlo como comodín o que empiece a pagarle derechos por el uso de su nombre.

 

Frente a los ataques de las Farc y el Eln contra la población civil o contra la infraestructura del país, solo resuena un “¿cómo así, cómo así, que cómo fue?, solo se percibe desconcierto del mandatario, que ante cada pregunta o explicación esgrime su “paz, paz, paz, paz, paz”. Y entonces es cuando veo que más allá de mentirnos u ocultarnos información, lo que tal vez hace el Presidente es crear un montaje para entretenernos y que todo sea como en el mundo del espectáculo. Nada que ver con la noble responsabilidad de conducir los destinos de un país.

 

Nos repite que “todo está bacano, en full HD” y que “esto está sabroso, en full HD” y remata con “paz, paz, paz, paz, paz”.

 

La cúpula terrorista anuncia que la paz no está a la vuelta de la esquina como, por 2 años, nos viene diciendo la unidad nacional; las declaraciones que llegan desde La Habana dan cuenta de una rotunda negación de la guerrilla a aceptar que deben pedir perdón, decir la verdad y reparar a todo un país. Caen asesinados niños, mujeres e integrantes de la fuerza pública.

 

Pero en vez de condenar estas acciones seguimos recibiendo del Presidente mensajes tipo: “todo está bacano, en full HD” y que “esto está sabroso, en full HD”, y vuelve a rematar con “paz, paz, paz, paz, paz”.

 

Los terroristas atentan contra carreteras, riegan el crudo, bombardean acueductos en épocas de sequía, anuncian bloqueos, niegan su condición de narcotraficantes, en fin. Es decir, siguen en su vida normal. Y en vez de capturarlos, acorralarlos y judicializarlos, vemos como en varias ocasiones se les lleva a la mesa de diálogos o de manera cómplice y se les permite que traspasen las fronteras para refugiarse en países vecinos. Como dice el Ras Tas Tas: “abran la ronda y déjenlos que salgan, déjenlos que salgan”.

 

Y así todos los días, todas las semanas, durante el tiempo que sea necesario para mantener el poder político en el país. Nos tratan como si fuéramos idiotas útiles para el espectáculo, como si la democracia fuera un listado musical al que toca ponerle sonsonetes para mantener hipnotizados a los seguidores.

 

Con las locomotoras no tuvieron “flow” y se desvanecieron al poco tiempo de salir; las casas gratis no han logrado cumplir, ni de cerca, la meta de “500 mil copias obligadas” de su primer cuatrienio; y la repartición de mermelada es el único “perreo intenso” que se le ha brindado a la opinión pública. Ahora experimentan con una estrategia inspirada en la Salsa Choque. Nos montan un imaginario que es lo que creen que es el país, mientras sus habitantes vivimos otra realidad.

 

No, Presidente, no “todo está bacano” ni tan “full HD”, las cosas no “están sabrosas, en full HD”, y las Farc no dejarán de lucrarse con el narcotráfico y sus delitos para darle su Premio Nobel de “paz, paz, paz, paz, paz”.

 

@Tatacabello