El apoyo de la comunidad internacional a los esfuerzos para alcanzar la paz es necesario. Colombia ha evolucionado bastante en esta materia.
La primera aproximación que se hizo a Noruega, por ejemplo, tuvo lugar en medio de una gran discreción.
Hoy, la colaboración de otros Estados y personalidades no extraña a nadie.
Y es normal que sea así. Uno de los elementos comunes que se registran en los procesos que han concluido exitosamente, es la presencia de un tercero que contribuya a lograr acuerdos.
Además, el buen manejo de las expectativas es esencial.
El realismo y la claridad son más convenientes. Pero el Gobierno parece no ver las cosas de esta manera.
Cuando empezaron las conversaciones se alimentó la idea de que se trataría de un proceso corto. Los acontecimientos han probado lo contrario.
Ya han transcurrido dos años y, por lo que puede verse, el funcionamiento de la mesa va para largo. Los voceros oficiales no han vuelto a referirse al tema, en tanto que las Farc le dijeron al país que las conversaciones tomarían “unos añitos más”.
¿Cuánto tiempo es ese? Nadie sabe. ¿La delegación gubernamental está de acuerdo? No es claro.
Lo mismo sucede con los verdaderos avances de la mesa.
En distintas ocasiones se ha alimentado la sensación de que se está cerca del final de los diálogos. Tampoco es exacto.
La publicación de los acuerdos parciales demuestra que falta mucho camino por recorrer.
Quedan pendientes aspectos muy difíciles, y los temas de la agenda que no se han discutido aún son los que ofrecen mayores complicaciones. Crear, sin fundamento, la expectativa de una pronta terminación no contribuye a lograr el apoyo de la opinión pública. En Europa pasó algo similar.
Según lo que pudo leerse en las noticias, en realidad no se consiguió ningún apoyo político nuevo porque éste ya se tenía.
Y sobre el fondo de apoyo al post-conflicto, el mensaje fue claro: hagan primero la paz y con mucho gusto hablamos.
Teniendo en cuenta la complejidad de la maquinaria burocrática europea, las dificultades económicas de la UE, y los criterios que hoy se aplican para otorgar cooperación , esa es una manifestación de buena voluntad cuya concreción dista mucho de ser automática. En resumen, se inflaron, otra vez