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¿Encuentro de Uribe con Santos?

A raíz del apoyo de Centro Democrático al llamado a consultas al Embajador de Colombia en Venezuela y la solicitud de una reunión de cancilleres de la OEA, con motivo de las agresiones de la dictadura de Maduro a miles de nuestros compatriotas, muchos están preguntando si debería celebrarse un encuentro entre el expresidente Uribe y el presidente Santos.

 

Lo fundamental sería dilucidar el para qué de ese paso. Si de lo que se trata es de consolidar una posición de respaldo al Gobierno, de cara a dichas agresiones, la reunión podría tener lugar, pero no sería necesaria, porque el Centro Democrático fijó su posición al respecto, habida cuenta de que Uribe ha dicho y repetido que está dispuesto a apoyar las medidas enérgicas que tome Santos para defender los intereses nacionales.

 

En el evento de que el objetivo del mencionado encuentro sea para consultar al expresidente acerca de los pasos adicionales que deberían darse, habría una razón de ser para la celebración de esa hipotética conversación, aún cuando no resultaría indispensable por las razones ya expuestas y en tanto Uribe ha sido explícito y exhaustivo en sus peticiones al Gobierno.

 

Ahora bien, en el caso de que se busque tratar lo relacionado con las conversaciones en La Habana habría dos escenarios.

 

El primero sería tratar de conseguir el respaldo de Uribe al Gobierno. En este punto, no hay que engañarse. La firma de un contrato de adhesión de esa naturaleza sería impensable, inconveniente e inaceptable. Pero, existe otra posibilidad: ¿busca-ría el presidente Santos encontrarse con el expresidente Uribe para avanzar en la construcción de una posición nacional sobre el cese unilateral del fuego de las Farc, con concentración y verificación, a efecto de presentarla en la mesa de negociaciones? ¿O querría el presidente Santos dialogar con el expresidente Uribe, con el fin de edificar una propuesta nacional en materia de justicia para discutirla con las Farc en Cuba?

 

Si se tratara de esto estaríamos frente a temas que abocarían el desafío de mantener viva la mesa, de un lado, y de darle sostenibilidad jurídica y política a los eventuales acuerdos.

 

En la hipótesis de que el anterior fuera el propósito auténtico, el posible encuentro debería rodearse de todas las garantías necesarias para impedir que se convirtiera en una fuente de indebida utilización política por parte del Gobierno. Y debería prepararse bien, mediante la utilización de instancias previas en las que fuera posible determinar la posibilidad real de encontrar coincidencias.

 

La vida de Uribe en materia de búsqueda de la seguridad de los colombianos y de la paz, su audacia política y las posiciones que ha asumido recientemente con motivo de la visita de Kofi Annan a Colombia, así como su reacción, indignada, pero responsable, a raíz del asesinato de los integrantes de la Fuerza Pública en el Cauca, por ejemplo, deben ser tenidas en cuenta por el Gobierno si es que decide dar un paso.