Medellín, ¡una vez más…, anda metida en otro embeleco, un concurso -para variar- llamado Desafío de Ciudades.
Promovido por la WWF (la veía más seria) busca "estimular el desarrollo y la difusión de las mejores prácticas para la mitigación y adaptación al cambio climático".
Medellín compite contra Montería. De la capital cordobesa poco sé sobre sus prácticas referentes al cambio climático. De Medellín sí. Por eso no sé cómo podría premiarse como sostenible una ciudad con serias dificultades ambientales. La ciudad es insostenible por muchas razones.
Contaminación: La calidad de su aire la hace la ciudad colombiana con mayor incidencia de cáncer de pulmón.
Desigualdad: en esta ciudad tan innovadora mientras en 1990 por cada peso que ganaba un pobre, un rico obtenía 21; a 2010 por cada peso de aquel este recibía 56. Con tal brecha ninguna ciudad puede ser sostenible desde lo social y menos desde lo ambiental con miras a la adaptación al cambio climático. Una iniquidad reflejada en una diferencia de 45 puntos en el índice de calidad de vida multidimensional entre la comuna más pobre, la Popular, y la más rica, El Poblado.
Planeación: Una urbe en donde se construye un enorme y costoso puente, la 4 Sur, que no sale a ninguna parte y que se da el lujo de botar en medio de la calle 67 una estación de bus que no se puede usar.
Urbanismo: crecimiento desordenado en todas las comunas traducido en aumento de necesidades no satisfechas.
Movilidad: un sistema de transporte público y privado deficiente, desbordado y altamente contaminante.
Una ciudad donde, incluso reconocido en entes oficiales, el cambio climático no es tema central.
Se ha avanzado en amoblamiento urbano y social pero no somos ejemplo. Y si bien el aporte del metro a la reducción de gases de invernadero y otros contaminantes es notable, sistemas hermanos como el metroplús avanzan a punta de tumbar árboles colectores de carbono y encementar amplios corredores partiendo la urbe en pedazos, mientras toda obra vial nueva supone la extinción de zonas verdes.
No hay claridad sobre el tema y lo que implica. Pero podría ganar. Eso no es malo, lo grave está en que nos lo creamos. O se lo crean.
Por andar metidos en cuentos para alimentar el ego y crear sensación de bienestar, nos olvidamos de lo básico: avanzar en sostenibilidad.
Maullido: El físico miedo hace que muchas personas no vayan ni conozcan el centro.