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¿Fortuna o trabajo?

Debería estar escribiendo de la condena a Andrés Felipe Arias, que luce injusta, desproporcionada y contraria a derecho y prueba, además, que el sistema judicial se politizó y falla según el marrano que llevan al matadero. O de la intención del Gobierno de tumbar en el Consejo de Estado la reelección del incómodo Procurador, que es otra muestra de la judicialización de la política. O de la pelotera en la Corte Constitucional, que viene perdiendo su prestigio a pasos agigantados y empieza a girar contra la reserva. O de la forma en que, también por razones políticas, esa Corte cambió su reglamento y resucitó a Edgardo Maya para Contralor.

 

En fin, podría estar diciendo, una vez más, que la politización del sistema judicial y la ausencia de seguridad jurídica minan el estado de derecho y destruyen la confianza del ciudadano y que la de la justicia es la gran reforma pendiente. Pero a veces simplemente da hastío volver sobre lo mismo, solo para reconocer que nada cambia o que cuando lo hace es para peor. 

 

Y como hoy es la final del campeonato mundial de fútbol y tal cosa no ocurre sino cada cuatro años, he preferido evadir la realidad y compartir con los lectores algunas reflexiones sobre este partidazo. 

 

Por simpatías regionales y por la naturaleza ofensiva y alegre de su fútbol, siempre me he inclinado por la selección brasilera. En mi equipo ideal han estado Pelé, Garrincha, Tostao y Rivelino, o más cerca en el tiempo, Sócrates, Toninho Cerezo, Júnior y Zico, o Roberto Carlos, Ronaldo, Romario y Bebeto. Nombres inolvidables, ejemplo del jogo bonito, del mejor fútbol posible. 

 

Pero ni en el fútbol ni en nada en la vida se vive del pasado. Entre Parreira y Scolari se tiraron el fútbol brasilero y ahora de ese juego precioso no queda nada, como no sea alguna genialidad ocasional de Neymar. Y sí, nos ganaron, con un gol tempranero y con la ayuda del árbitro que dejó pegar a granel, interrumpió la labor creativa de James y Cuadrado, y pitó un fuera de lugar dudoso y en todo caso a destiempo en el gol de Yepes. Pero la aplanadora alemana les dio una muenda vergonzosa que hace ver al maracanazo como un paraíso. 

 

Como una de las bellezas de este deporte es la incertidumbre y Argentina tiene la fortuna de contar con Messi que, aunque está lejos de jugar bien, con una fantasía puede desequilibrar el partido, es imposible asegurar que Alemania ganará. Pero si es por el fútbol, no cabe duda alguna de que lo merece y con amplitud.

 

Y ese fútbol, directo, ofensivo, de calidad, está lejos de ser un mero accidente, el fruto del azar que juntó una generación afortunada de futbolistas talentosos. Es el resultado de una planificación cuidadosa de 14 años, después de que en la copa europea el equipo alemán fuera eliminado en la fase de grupos. En ese momento la federación alemana decidió que no podía dejarse a los clubes la responsabilidad de encontrar y desarrollar a los muchachitos talentosos y lanzó un programa estándar que, a lo largo y ancho de todo el país, enseña a los niños de 6 años las habilidades esenciales. Los entrenadores tienen que tener la preparación y la licencia de la federación. A los 8, buscadores de talentos escogen a los mejores para entrar a los programas de entrenamiento de los clubes profesionales. Cada uno de los clubes de primera y segunda división tiene que tener su propia escuela de secundaria. Solo entre 2002 y 2010, dedicaron 85 millones de euros anuales en estos programas. Esta generación (Müller 24 años, Shürrle 23, Göetze 22, Kroos 24, Ozil 25, Hummels 25), es el resultado de ese esfuerzo. La planificación es tan intensa y cuidadosa, que incluso gastaron 31 millones de euros en la construcción de una sede en Brasil, solo para ellos, con las mismas condiciones de clima y humedad que encontrarían en el mundial. 
 

 

Alemania no cuenta con el milagro de Messi. Pero compensa la ausencia de tal fortuna con visión de mediano y largo plazo, planificación meticulosa y mucho trabajo de búsqueda y preparación de los talentos infantiles y juveniles. 
 

 

¿No podría la Federación colombiana poner en marcha un programa similar, guardadas las distancias de presupuesto?

 

FUENTE: El Colombiano