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Garantías y mermelada

La Unidad Nacional frena al uribismo en el CNE, mientras la mermelada para congresistas exige investigación.
 
No pienso votar por las listas uribistas al Congreso. Me parece bien que el expresidente y algunos de los que lo acompañan en su lista lleguen a un Congreso urgido de oposición después de cuatro años de languidez unanimista. Pero me inclino a votar por la lista de Cambio Radical, donde veo a figuras jóvenes, tanto en Bogotá como en la costa Caribe, con ansias renovadoras y algunas propuestas interesantes.
 
Dicho lo anterior, me disgusta que los delegados de los partidos de la Unidad Nacional, que dominan con amplitud el Consejo Nacional Electoral, estén dedicados a sabotear la participación del expresidente Álvaro Uribe y sus seguidores en las elecciones al Congreso. En el 2006, el mismo CNE había autorizado la cara de Enrique Peñalosa como símbolo de su movimiento ‘El país que soñamos’. Y en el 2011, en el tarjetón para el concejo capitalino, dio el visto bueno al movimiento Progresistas para llevar el rostro de Gustavo Petro. Pero esta vez, al Uribe Centro Democrático se lo negaron.
 
No contentos los consejeros con esa demostración de doble rasero, también negaron el uso del nombre de Uribe para el movimiento. Y eso a pesar de que en el 2011 habían autorizado al grupo ‘Visionarios con Antanas Mockus’ usar el nombre del exalcalde. El viernes, los consejeros rozaron el prevaricato: le negaron al uribismo llamarse uribismo. Es como decirle a un marxista que no se llame así, o a los bolivarianos seguidores de Hugo Chávez que quiten cualquier mención al apellido del Libertador. Con esa lógica, en Colombia nadie podría inscribir un partido demócrata-cristiano.
 
Todo esto hace quedar muy mal a los partidos de la Unidad Nacional y, a la larga, a su jefe, el presidente Juan Manuel Santos, pues demuestra el miedo que les tienen al expresidente y a sus posibilidades de sacar una buena bancada de congresistas en las elecciones de marzo que ejerza un severo control político en la próxima legislatura. Resulta ridículo que el Primer Mandatario y esos partidos, que tienen todas las de ganar tanto en las encuestas como en los factores de poder –burocracia, contratos y demás, que tantos votos producen–, traten de sabotear la participación electoral del uribismo. Es la imagen del elefante aterrorizado con el ratón.
 
Todo esto ocurre en momentos en que saltan a la luz pública graves indicios sobre la forma como operan esos factores de poder. Tras las denuncias provenientes del uribismo, que no tuvieron mucho eco por venir de donde venían, el portal de internet Las 2 orillas (www.las2orillas.co), que dirige la muy aguda periodista María Elvira Bonilla, destapó algunos de los casos más graves de los hallazgos del computador de la Casa de Nariño, que lleva los archivos de la repartición de puestos y contratos a importantes congresistas de la Unidad Nacional.
 
Que esto ha pasado siempre, dijo la mayoría de los analistas. Pero, ojo: por algo muy parecido durante el gobierno de Uribe, importantes exfuncionarios de su administración y algunos excongresistas fueron a la cárcel. En algunos de los casos divulgados por Las 2 orillas no se trata de unas pocas designaciones aisladas, sino de todo un mecanismo, sistemático y orgánico, de nombramientos y contratos para satisfacer los apetitos de los legisladores bendecidos por la diosa mermelada. La Procuraduría ya está indagando y hay que estar pendiente de sus avances.
 
Queda un muy mal sabor de boca en el sentido de que los partidos de la Unidad Nacional, que apoyan la reelección de Santos, no se van a detener ante nada: ni en su hambre de mermelada ni en su afán de frenar al uribismo. En lo primero parece no haber remedio en nuestra imperfecta democracia. Pero en lo segundo, con la ventaja que lleva en las encuestas, ¿necesita Santos que sus amigos en el CNE se comporten así?
 
FUENTE: eltiempo.com