En Colombia están sucediendo cosas que ponen a prueba la capacidad de los más experimentados analistas.
Pero, bueno, lo que pasa hoy tampoco debe sorprender.
Eso hace parte de nuestra idiosincrasia que, por idénticas razones, puede dar lugar a grandes avances o a estancamientos.
Resulta que la mayoría, que se matricula en alguna tendencia política o es independiente, quiere vivir en un país tranquilo.
Defiende la acción legítima de la fuerza del Estado, y está dispuesta a apoyar intentos políticos siempre y cuando vayan mostrando resultados concretos.
Tantas veces lo han hecho ya que, a pesar de las frustraciones, no falta generosidad para darle a otra posibilidad una nueva opción.
Lo que piden, es que se les den razones para creer y así lo expresan.
Su respaldo, en la práctica, lo condicionan a que cese la violencia, pues eso de conversar mientras se cometen crímenes lleva al cansancio y al rechazo.
Desde luego, esta actitud tiene que ver con un reto básico: que existan las condiciones para que una mesa de conversaciones pueda tener permanencia.
Igual actitud asumen sobre otros temas como la justicia, por cuanto se rechaza la impunidad total, y la participación en política de los desmovilizados, puesto que millones no aceptan que se le dé esa especie de premio a quienes han cometido los más graves crímenes.
En esencia, ya que hay otros asuntos, esto es lo que ha planteado el Centro Democrático.
¿Qué está pasando en este momento?
El Gobierno, después de haber defendido las conversaciones en medio de la violencia, ha dicho que no puede haber una desconexión entre lo que acontece en el terreno y lo que sucede en la mesa.
Más claro no canta un gallo. Y va más allá.
Destacados voceros suyos hablan de zonas de concentración y de veedurías.
Lo que se menciona ahora como medidas de desescalamiento, que la oposición del Centro Democrático no comparte por la bilateralidad, coincide en muchos aspectos con las condiciones para conversar, a las que se hizo referencia en la campaña.
Estamos hablando de cesar el reclutamiento de niños, parar los atentados a la infraestructura, desminar y otros aspectos.
Las Farc, por su parte, plantearon el cese al fuego unilateral e indefinido con verificación.
Claro que hay muchas diferencias, pero es importante no olvidar que el Centro Democrático tiene ese punto como un paso fundamental.
Cese unilateral definitivo de fuego y hostilidades de las Farc con concentración y verificación, es lo que ha planteado.
No es aventurado decir que podría haber un terreno para construir. Sin embargo, cuando los grandes temas están sobre el tapete y nacen unas primeras identidades, producto de las realidades y del debate público, estas se dejan pasar.
Es muy difícil predecir lo que vaya a suceder, pero que se están presentando coincidencias de hecho, se están presentando.