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La escultura de Botero

Muy visitada ha sido la exposición del maestro Fernando Botero en la Biblioteca Jorge Garcés Borrero, en donde se acondicionó un espacio especial para tal fin ante la inexplicable negativa inicial de La Tertulia de prestar su sala para exponer la obra de uno de los pintores y escultores vivos más importantes del mundo.

Igual merece mención el patrocinio de Noticinco que con motivo de su aniversario hizo posible la traída de estas pinturas a Cali, lo cual fue tarea costosa y de harta logística. Qué bueno que la empresa privada auspicie actividades culturales como lo hacen Epsa y Bancolombia para no citar sino dos y más recientemente Meléndez con su Gata Melosa que también está siendo merodeada por centenares de caleños al lado del Gato de Tejadita.

Volviendo a Botero, extrañó sí que el maestro no hubiera venido a Cali y que en su representación hubiera venido entre otros su hijo Fernando Jr. a quien esta ciudad no le es siempre grata, pero bueno, la belleza de su hermana, la sonriente Lina y por sobretodo la calidad de la obra de su padre -así la hayan querido descalificar algunos sabelotodos- minimizaron la impresencia del Maestro por estas latitudes.
No obstante, por ahí andan diciendo que no sería raro que se apareciera en la temporada taurina y le den las llaves de la ciudad y cuanta medalla exista en los anaqueles de la Alcaldía y el Concejo, acontecimiento similar al de la visita del cardenal Mícara en que una joven caleña lo purgó a punta de pitayas y casi no puede el vida mía inaugurar El Templete, en el marco de un Congreso Eucarístico que se realizó a finales de los 40.

La venida de Botero -sí es que viene- y quien será, repito, huésped ilustre de la ciudad, nos servirá de shampoo para mitigar la mala prensa con que los medios capitalinos nos tratan y están haciendo que a los visitantes les de pánico asomarse por nuestras calles debido a la violencia innegable que también se padece y peor en otras ciudades de Colombia y el mundo pero que en Cali es un lunar ahuyenta-turistas que es preciso extirpar con buenas noticias como Botero paseándose por el Bulevar del Río y visitando el ya mencionado paseo de las gatas.

Esta visita del maestro debería servir para concretar la petición unánime de que le done a Cali unas de sus esculturas que hoy se ven en otras ciudades de Colombia y en el mundo entero.

Que es una labor difícil, ya lo creo, pero también opino que nuestra ciudad no puede quedar por fuera de la exposición permanente de una obra monumental de Botero, que le daría lustre a una ciudad que ha emprendido varias luchas, entra ellas contra la falta de sentido de pertenencia y la indiferencia nacional que nos ve como la capital del crimen, como lo tituló miserablemente un medio impreso de cuyo nombre no quiero acordarme.

Ahora, si el pintor-escultor no viene, allí está el testimonio de admiración y gratitud de los miles de acudientes a su exposición que serán la más clara demostración del sincero afecto que se le profesa en todos los sectores sociales de Cali.

Ojalá pues esta exposición de Botero se cierre con broche de oro con la donación de una de sus esculturas que a no dudarlo será referencia obligada de la nueva Cali que con acierto está impulsando el alcalde Guerrero Velasco.

FUENTE: elpais.com.co