Medellín, 13 de diciembre de 2014 (CD). La siguiente es la transcripción de las palabras del expresidente y Senador Álvaro Uribe Vélez al finalizar su participación en la marcha mediante la cual los colombianos exigieron una paz sin impunidad.
“No queremos que la única esperanza que les dé el Gobierno es hacer un acuerdo con el terrorismo para después buscar una solución jurídica a las Fuerzas Armadas.
Eso es injusto con la democracia.
Pensemos esto estimados compatriotas y coterráneos: este país no ha tenido una discriminación racial del Apartheid de Sudáfrica; este país no ha tenido el enfrentamiento religioso de Irlanda; este país no ha tenido las dictaduras de América Latina; este país ha tenido una democracia respetable.
Hace pocos días un intelectual hizo el listado de las fallas de la democracia para justificar la acción criminal del terrorismo, pero lo que olvidó ese intelectual es que esta democracia cada que ha tenido fallas ha tenido la capacidad de corregirlas y de superarlas.
Por eso, nosotros que creemos en una democracia en permanente mejoramiento no podemos dejar que aquellos, los soldados y policías de Colombia, que han hecho tanto sacrificio para salvar la democracia del poder amenazante del terrorismo, sean tratados como terroristas.
Nosotros le pedimos al Gobierno, a las mayorías parlamentarias que haya una solución para los soldados y policías de Colombia que no dependan de acuerdos o desacuerdos con el terrorismo.
Nosotros le decimos al Gobierno y a los negociadores que están más conectados con los terroristas que con el corazón del pueblo colombiano.
Y ahora no nos vengan con ‘treguas de Navidad’ en las cuales no creemos, que aquí se necesita es un gesto de buena fe del terrorismo: una suspensión total, permanente, indefinida de sus acciones.
Nosotros pensamos que este es un país trabajador y laborioso. En las calles de Medellín encontré a muchos de mis coterráneos, en toda Colombia ha ocurrido lo mismo de Medellín, hemos marchado con esta lluvia, con la cabeza fría, hemos marchado con el corazón sin odio, hemos marchado por Colombia. Las consignas de esta caminata son claras: esta Nación quiere paz, pero este país entiende que la impunidad es el engendro de nuevas violencias.
Esta Nación quiere paz, pero esta Nación le dice hoy al Gobierno que la impunidad que le ofrece a las Farc es la partera de nuevas violencias y el principio del mal ejemplo a las nuevas generaciones de colombianos.
En esta caminata, en nuestro corazón, han estado grabados los nombres de los miles de militares asesinados, cuya vida ni le importa al gobierno, pero nosotros estamos con una convicción en el alma: es tan importante la vida del civil, como la vida del soldado, como la vida del policía.
Duele tanto el asesinato del hijo a la madre del civil, como a la madre del soldado; como a la esposa y a los hijos del civil, como a la esposa y a los hijos del soldado y del policía.
Por eso nosotros no aceptamos que se hable de diálogos de paz y en el mismo proceso se haya asesinado a casi 700 integrantes de la fuerza pública.
Nosotros pedimos paz sin que se engañe esa sublime palabra. Nosotros pedimos paz sin que esa palabra cautivante se maltrate.
Pero esa palabra se engaña, su efecto subliminal se pierde, su capacidad cautivante desaparece, cuando en nombre de la paz, en medio de los diálogos se presentan más de 800 atentados terroristas, más de 90 secuestros, medio país extorsionado, 850 integrantes de la fuerza pública heridos, mucho de ellos mutilados.
Para que el Gobierno derroche, entregue mermelada, ande en aviones nuevos, al pueblo colombiano le tiene que quitar ocho millones en nuevos impuestos.
Nosotros decimos: no. Ustedes están enseñados en sus comercios y en sus familias, en sus empresas, en sus sitios de trabajo a la austeridad, al gasto medido, al trabajo desde 5 de la mañana a 10 de la noche. Por eso nos repugna un gobierno derrochón y vanidoso.
Esta marcha la han convocado líderes cívicos ajenos al ejercicio político que muchos adelantamos. El pueblo colombiano, ustedes mis coterráneos me dieron todas las oportunidades, yo hoy no reclamo oportunidades, que las tuve todas, sino un puesto en la trinchera de la lucha al lado de ustedes.
Hemos respetado mucho a nuestros gobernantes locales, pero esa masacre de Amalfi nos tiene que generar una reflexión: si el Gobierno Nacional abandonó la seguridad, ha maltratado a los artífices de la seguridad que son los soldados y policías de Colombia, son los gobernadores y alcaldes los que van a tener que llenar ese vacío.
Está bien el compromiso con la educación, es lo primero, pero necesitamos también gobernantes que sin entrar en gazaperas con el Gobierno Nacional, se le pare firme y le diga, necesitamos seguridad en esta tierra; y le diga, no más maltrato a empresas públicas con impuestos, y le diga que no se venda Isagen.
Muchas gracias a todos.
Anoche un programa de televisión me dijo: ¿pero usted por qué va a salir si van a salir muy pocas personas? y yo dije: porque yo nací en una cañada antioqueña donde no se abatían por los riesgos ni por los números, y oí decir a uno de los mayores que había que acompañar con el mismo entusiasmo a dos, o a doscientos o a veinte mil.
Pero esta audiencia seguirá creciendo en toda la patria, y desde aquí saludamos a quienes han marchado en Bogotá, en Cali y en la costa y en las otras ciudades, a quienes han hecho los plantones.
Y agradecemos a los trabajadores, a los reservistas de las Fuerzas Armadas, a los estudiantes de la universidad. Nosotros queremos universidad pública para todos de la mejor calidad pero no para los violentos. Que la Universidad de Antioquia pase de 40 a 100 mil estudiantes, pero que no haya un solo terrorista infiltrado en ella.
Una cosa es la ciencia, la discusión, el debate, otra cosa es la obstrucción terrorista de la democracia.
Unos estudiantes de la Universidad Nacional marcharon con nosotros y fueron amenazados, y amenazaron esta expresión popular con piedra. Pues bien, unos corazones firmes, con pasión pero sin rabia, inundados de un afecto infinito por Colombia, son corazones que no le temen a la piedra, que no le temen a amenaza alguna.
Gracias al pueblo campesino que nos ha acompañado, a los indígenas que están en esta marcha, nosotros no necesitamos que le entreguen el campo en pedazos a la Farc con el pretexto de que son Zonas de Reserva Campesina ¿Saben por qué nos oponemos a las Zonas de Reserva Campesina? Porque no han servido al campesino, no han servido a la empresa agropecuaria, porque han servido solamente de bastiones del terrorismo.
Que este país reivindique a los campesinos, pero que no los entregue a las Farc detrás del sugestivo nombre de Zonas de Reserva Campesina.
¡Qué bueno oposición a tiempo! Si Alemania hubiera hecho oposición a tiempo habrían evitado a Hitler. Si Cuba hubiera hecho oposición a tiempo habrían derogado oportunamente el régimen de Castro. Si Venezuela hubiera hecho oposición a tiempo no habrían avanzado Chávez ni Maduro llevando al pueblo venezolano a la hambruna de hoy.
Muchas gracias a todos ¡Qué viva Colombia!
Desde esta gran ciudad de Medellín, desde esta tierra antioqueña, saludamos a los compatriotas maltratados por la guerrilla.
En el Caquetá no pueden mover un litro de leche sin pagarle extorsión a la guerrilla. Desde aquí les decimos a los ciudadanos del Caquetá que estamos con ellos.
En el Putumayo no pueden movilizar un vehículo de carga sin pagarle extorsión a la guerrilla. Desde aquí les decimos a los habitantes del Putumayo que estamos con ellos.
Ahí en Nariño y en los Termales de Samaná ya aparece nuevamente la guerrilla. Desde aquí le decimos al Ejército que lo acompañamos para que la combata y la derrote, quiera el Gobierno o no lo quiera.
Allí, muy cerca, en las comunas populares de Medellín, hay esa violencia silenciosa, extorsionistas que han dicho que no asesinan mientras les paguen la extorsión. Esa es una paz simulada y ficticia, esa no es paz, con esos extorsionados estamos solidarios y ayudaremos a que llegue un Gobierno que derrote a los extorsionistas.
¡Qué viva Colombia! ¡Qué viva Colombia! ¡Qué viva Colombia!
Muchas, muchas gracias.