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La seguridad no llega por ley de inercia

Tanto se ha maximizado la potencia de las nuevas redes sociales extendidas por la internet que se les asigna la capacidad de resolver problemas sociales de la magnitud de la inseguridad urbana, como si las relaciones virtuales sustituyeran las reales y no hiciera falta más liderazgo para activar una solidaridad efectiva y dinámica y hacer que la gente reaccione en apoyo a las estrategias y acciones que el gobierno y la fuerza pública emprenden contra las múltiples y complejas expresiones de la delincuencia en Medellín.
 
 
Facebook y twitter facilitan el intercambio rápido de información, ayudan a establecer conexiones entre los ciudadanos y los organismos destinados a garantizar la seguridad en las calles y las zonas residenciales y comerciales, hacen posible el lanzamiento de mensajes urgentes de alerta para prevenir y evitar ilícitos. Pero hay unas redes sociales originales, reales, que pueden ser más eficaces si se les utiliza con más entereza, con más sentido de la prontitud con que se necesita obrar y, por supuesto, con una mejor confianza en las enormes posibilidades de respuesta protectora de las llamadas autoridades competentes.
 
 
Como habitante de Medellín de toda la vida se me ha acentuado en estos días la intriga por saber qué pasa, qué impide que desde el Municipio se desplieguen campañas intensas y de amplio espectro para fomentar la cooperación de los vecinos de los barrios con las estaciones de policía, los cais y las patrullas. La información sobre los cuadrantes me parece tímida e insuficiente. Hay que impulsar también la reciprocidad de tales unidades de la fuerza pública en el apoyo a la gente que demanda ayuda instantánea y que, es justo admitirlo, no justiprecia la consagración de los uniformados al servicio, no valora su capacidad de desafiar los riesgos y vivir en medio de tensiones y privaciones y pone en duda su voluntad de atender las llamadas en reclamo de auxilio.
 
 
Está probado que en Medellín hay un inmenso potencial de solidaridad. Sin embargo, no es la ley de la inercia la que pueda hacerla efectiva. Tampoco es la creencia un poco desbordada en que por las redes sociales informáticas pueden obtenerse todas las respuestas y tomarse las decisiones gubernamentales. Para eso se requiere no sólo más presencia de la autoridad, que de hecho está siendo incrementada, sino que esa presencia sea disuasiva, intimidatoria, para los malhechores de todos los pelambres y que a los particulares se nos mueva, se nos haga espabilar, para que asumamos nuestras responsabilidades en procura de una seguridad que, a propósito, no puede delegárseles por desespero a grupos sombríos que efectúen impredecibles y temibles operativos de limpieza. La primera seguridad nace en casa y no llega sólo por internet ni por ley de inercia.
 
 
FUENTE: elcolombiano.com