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La silla vacía

A escasos 27 días de las elecciones presidenciales, la gente comienza a preguntarse por los programas de gobierno que plantean cada uno de los candidatos.

 

En esta recta final, el esfuerzo de cada uno de ellos se redobla para poder dar a conocer sus ideas y propuestas al país. Unos lo hacen por medio de reuniones privadas, otros congregan al pueblo en plaza pública. Unos pagan por ser escuchados y aplaudidos, otros reciben el cariño sincero y desprevenido de la gente. Unos asisten a foros y debates abiertos con los demás candidatos en contienda, otros prefieren evadir estos exigentes espacios. Para unos, en su campaña abundan las ideas y las propuestas, para otros la tramoya y la intriga.

 

Entre el miércoles y jueves de la semana pasada, coincidieron en Medellín los cinco candidatos presidenciales. Todos estaban invitados a varios debates, entre ellos, dos en recintos académicos, uno público y otro privado ¿Qué mejor que un espacio académico para debatir ideas de país?

 

Pues parece que no todos los candidatos coinciden en esto, pues solo tres de ellos se hicieron presentes en ambos eventos: Marta Lucía Ramírez, Clara López y Óscar Iván Zuluaga. Para los ausentes, Enrique Peñalosa y Juan Manuel Santos, parece que el debate por medio de las ideas y las propuestas no fuera importante ni estuviera dentro de sus agendas de campaña.

 

Tuve la oportunidad de asistir a uno de estos dos debates, el que fue organizado por la Universidad Eafit, en el cual creo que los tres candidatos que asistieron, sencillamente se lucieron. Y así lo hicieron porque tuvieron la gallardía de asistir a un recinto atestado de estudiantes y académicos, en el cual debatieron entre ellos sus ideas con pulcro respeto y con el rigor técnico que exige la academia. Para los dos ausentes, fueron ubicadas de manera simbólica dos sillas vacías. Dos sillas que en lo personal, significan lo vacías de ideas que están sus campañas.

 

Es que no me imagino si hubieran asistido estos dos candidatos, cómo habría sido la rechifla a Juan Manuel Santos a su ingreso, quien últimamente no se salva de una. Tampoco me imagino a Enrique Peñalosa hablando de temas como seguridad, agricultura o minería. Seguro sus campañas agradecen, al menos por el momento, no asistir a este tipo de espacios que exigen al candidato estar preparado, conocer el país, entenderlo y plantear propuestas estructuradas y sensatas. En estos escenarios la gente no come cuento.

 

Esperemos que en las próximas semanas, los colombianos podamos ver a los cinco candidatos presidenciales en debates públicos, de cara a la gente, debatiendo con respeto sus ideas y su visión de país. No vaya a ser que desde Palacio de Nariño anden incómodos con estos espacios de debate y los estén censurando, ya que allí tienen cierta influencia en ciertos medios. Bienvenido el debate de las ideas

 

FUENTE: El Colombiano