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Los niños a votar

La paz se firma y la guerra sigue es el axioma.

 

Seguirá al día siguiente, con cambio de brazalete para que los negocios de las FARC, secuestro y violencia sigan floreciendo en la montaña, y para que desde el congreso los maniobren sus senadores que nada dieron por la paz y lo recibieron todo.

 

Santos fue elegido por la paz con un respaldo del 51% del país, pero las mentiras y la corrupción lo hundieron. A fin de año, Napoleón Franco indicó que  había bajado al 25% y hace poco, según Yanhaas, bajó al 13% y entre los jóvenes al 9%.Inferior a Dilma y de Maduro.

 

Es que quiere que le creamos que uno de los grupos más violentos del mundo, que no ha dado muestras de paz y que ha sido cínico en sus alardes, merece que le cedamos al país, como al matón de escuela para que no nos siga matoneando.

 

Ayer el Ministro del Interior Juan Fernando Cristo anunció que sería conveniente que los niños de 14 años votaran el plebiscito de la FARC-Paz.

 

Este es otro de los inventos para golpear la Constitución, como la baja del umbral del plebiscito; como la calificación de delito político al asesinato de militares, y al narcotráfico y al secuestro y a la extorsión; como la decisión de elevar la impunidad a categoría constitucional; como la potestad para que las FARC cambien la Carta desde Cuba. Como la jurisdicción especial para la paz y su tribunal de venganza, para exonerarlos de sus crímenes y condenar a los soldados y a quienes nos hemos opuesto a la violencia de los violentos.

 

El voto de niños para ser usado como instrumento de la guerra que es paz, para el presidente, es un proyecto repudiable. ¡Los niños son niños! Se ilusionan con un dulce.

 

Para ellos lo bueno y lo malo es en blanco y negro, y la paz es una palabra blanca. No entienden que esa blancura pudiera esconder intereses torticeros, como los chocolates del cuento de los Grimm para cazar niños.

 

Los niños son más audaces, más intensos, más agresivos. Las bandas infantiles de Panamá son más temidas que las de los adultos, porque no tienen la noción del peligro, pero son más vulnerables.

 

Votarán por la paz sangrienta como haciendo una tarea escolar, para sacar buena nota, los niños que en los colegios teman ser rajados por el maestro santista.

 

Esto me recuerda los treinta mil infantes del medioevo que conformaron la cruzada de los niños y que al desembarcar en Alejandría fueron vendidos como esclavos.

 

La idea del ministro Cristo acogida por Santos, aunque sea como voto de mentiras puede hacerse realidad, porque al presidente Santos, investido de los tres poderes de la democracia, ejecutivo, legislativo y judicial, le basta una seña, para  que se ponga en marcha el tren de sus magistrados y congresistas y le fabriquen una ley, como un traje, a su medida.

 

No es posible que mientras Colombia exige que las FARC entreguen los niños reclutados y los saquen de la guerra, el presidente los quiera involucrar en el conflicto, desde las ciudades.

 

@mariojpachecog