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Mermelada y otros confites

Según la historia de la gastronomía, la mermelada tiene interesantes orígenes. Hay quienes atribuyen su existencia al mundo árabe, indicando que fueron los cruzados quienes la llevaron a Europa para deleitar el paladar del papado y la realeza, luego de sus gestas en el Medio Oriente. También hay otros que sostienen que este exquisito alimento surgió en Roma entre las experimentaciones para preservar frutas. Lo cierto es que durante muchos años se consideraba la mermelada como un obsequio ideal a los reyes y señores feudales con miras a ornamentar las mesas y manteles de los poderosos. 

 

Ante esta fascinante historia del alimento, que en nuestro país, gracias a las connotaciones que le ha entregado el actual gobierno, representa el clientelismo, los contratos y las dádivas para mantener aceitado al país político, sería oportuno preguntar si durante su visita a la Reina Isabel y su participación en el foro global de Lucha contra la Corrupción, nuestro jefe de Estado hablará sobre los graves efectos en la salud institucional del país que tiene la ‘mermelada’ política. 

 

En todo caso, si el Presidente decide aventurarse a abordar un discurso integral sobre la corrupción, estará dotado de materia prima para hablar con autoridad sobre lo que pasa en Colombia. 
 

 

¿Será que el Presidente contará la experiencia de las partidas globales en el presupuesto, que terminan siendo caldo de cultivo para las fábricas de mermelada esparcida en la tostada, según el cacique que la gestione? ¿Abordará el Presidente en Londres lo que ha ocurrido en Caprecom y los nefastos resultados de auditoría forense para el periodo 2010- 2013, además de su liquidación para ocultar la podredumbre? ¿Se referirá el Jefe de Estado a las estructuras políticas que intervienen en la alimentación infantil? ¿Expondrá el mandatario que su gabinete está siendo parte de una milimétrica distribución burocrática entre los partidos de la Unidad Nacional? ¿Hará énfasis el gobernante en el inmenso porcentaje de vías terciarias que se asignan con un único proponente?
 

 

Una discusión medianamente razonable sobre la corrupción amerita que se tenga autoridad, coherencia y congruencia. Por eso el gobierno no tiene mucho que mostrar en su periplo por la capital británica. Colombia enfrenta un peligroso cáncer de corrupción que valida la frase según la cual unos pecan por la paga y otros pagan por pecar.
 

 

Para actuar con efectividad necesitamos combatir sin tregua los monopolios de información y la captura de las instituciones por parte de grupos de interés. También debemos erradicar la discrecionalidad oculta de algunos funcionarios en la toma de decisiones. Esta ruta demanda aumentar la transparencia y facilitar la participación ciudadana para el escrutinio de lo público y sancionar de manera ejemplarizante a los que se enriquecen con los recursos de los ciudadanos o haciendo presiones indebidas desde sus instancias de poder. 
 

 

La llegada del Presidente a Londres no tendrá mermeladas y confites tradicionales para la Reina, pero sí dejará en evidencia que en materia de lucha contra la corrupción, Colombia tiene poco que mostrar y el gobierno mucho que explicar sobre los nefastos alcances de la mermelada con sabor a politiquería.