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¡No más ELN!

Un alto en el camino. Por lo menos eso le pedimos al señor presidente en su diálogo con la guerrilla del ELN. No puede ser que nos estemos acostumbrando a esa teoría de que entre más nos echen bala, secuestren y desafíen al Estado, más insistamos en negociar y hacer concesiones. Se necesita un frenazo en seco ya de parte del gobierno.

 

“Que la paz queda coja si ellos no se meten”, “que precisamente para acabar estos hechos de violencia hay que insistir en el diálogo”, “que esta vez hay un plan metodológico mucho más concreto que los anteriores”… todas esas mentiras o justificaciones nos podemos plantear para seguir adelante como si nada estuviera pasando, pero en el fondo sabemos que si toleramos que esto continúe de la forma en que va no será una negociación a la que asistamos sino a una entrega de los principios fundamentales con los que mal o bien se ha gobernado este país. No podemos embarcarnos en un círculo vicioso sin fin con el pretexto de una paz incierta que puede terminar provocando nuevas violencias. Y es que pasada la raya una vez, no habrá forma de decirle a nuevos grupos terroristas que con ellos todo será distinto.
 

 

¡Por eso al ELN tenemos que plantárnosle! Miren ustedes: sólo en las últimas dos semanas, se confirmó la noticia del absurdo cambiazo de secuestrados en el Chocó de los políticos Sánchez de Oca, la defensoría lanzó una alerta por nuevos reclutamientos de menores y, aunque ellos lo nieguen, las autoridades siguen creyendo que esa guerrilla es la responsable del secuestro extorsivo de la abogada Melisa Trillos en Norte de Santander. En un artículo, el periódico La Opinión da cuenta de los 38 laboratorios más grandes de coca del ELN concentrados en este departamento fronterizo que están en plena acción y producción mientras en Venezuela y Ecuador el gobierno avanza en la construcción de una agenda dizque de paz con los líderes de esa organización.
 

 

Si el gobierno no es capaz de levantarse, así sea temporalmente, de la mesa de exploración que lleva con el ELN, no sólo acabará con la paciencia de los colombianos sino que podrá trasladar este hastío a los diálogos con las FARC y terminar sin el pan y sin el queso. ¡No más ELN! ¡Digámoslo fuerte y claro!