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¿Quién la tiene? ¿el Epl?, ¿El Eln?

El secuestro de Salud Hernández-Mora puso en evidencia muchas de las reconocidas falencias de liderazgo de Juan Manuel Santos.

 

Robert Green, en las Treinta y tres Estrategias de la Guerra, propone a los líderes “crear siempre una presencia amenazante”. La mejor manera de repeler agresores, aconseja, es impedir que te ataquen en primer término. El enemigo debe saber que no es prudente combatirte, dice.

 

Santos siempre ha dado el mensaje contrario. Los terroristas saben que le pueden hacer de todo, porque el no hará nada.

 

Cuando Santos supo de la desaparición de Salud Hernández-Mora, se la jugó por la hipótesis de que la periodista estaba atendiendo, voluntariamente, una tarea periodística. Y se quedó quieto, paralizado, como un niño al que acaban de espantar.

 

Cualquier comandante en su sano juicio hubiera reaccionado contraatacando. Hubiera puesto en marcha un operativo del 100% de la fuerza. ¿Por qué? Porque un examen rápido, aún, incluso, superficial, lo hubiese puesto en alerta. Veamos:

 

1.En la zona donde se adentró Salud Hernández están asentados y se pavonean como dueños las Farc, el Eln, el EPL y varias bacrim. Una agencia de prensa tan cercana a los puntos de vista de las Farc, Prensa Rural, en su primer análisis o cábalas sobre lo ocurrido, así lo reseñó. (Ver nota)

 

2. Porque esa zona es frontera con Venezuela, donde, al otro lado del río, gobierna el cartel de los soles, el grupo de las manzanas podridas del régimen chavista. Ese hecho hace sentir imbatibles a los secuestradores.

 

3. Se sabe que los secuestrados en Catatumbo pasan a su víctima inmediatamente al otro lado de la frontera, que es tierra de nadie, tal como está descrito en la investigación periodística Bumerang Chávez, del corresponsal del ABC en Washington, Vicente Blasco.

 

4. En la región se han sembrado 35 mil hectáreas de coca. Y en semejante mar de ilegalidad, cualquier cosa puede pasar, porque hay dinero para comprartodas las voluntades.

 

Santos no reaccionó, y pasó lo que pasó. Les regaló setenta y dos horas preciosas a los secuestradores. Para poder enderezar las cosas, lo que tiene que hacer Santos es reconocer el problema. Salud Hernández está secuestrada, y lo está en uno de los escenarios más peligrosos del mundo. Su vida corre tanto peligro, como si estuviese en manos de los degolladores del Estado Islámico en Siria o de los ‘bomberos’ de Al Qaeda en Pakistán.

 

Aceptar que está secuestrada y saber por quién y el porqué está secuestrada podría ayudar a trazar una política de rescate. De los porqués excluyamos de plano el interés económico (¡aunque este sea un país de locos!) y los “mensajes” que solían mandar los criminales con celebridades secuestradas.

 

Nos quedan las alternativas del interés propagandístico de la banda secuestradora, o la venganza. En el primer caso es poco lo que pueden esperar los secuestradores de Salud Hernández. Su presencia de ánimo nace de su valentía, que hace que las columnas y crónicas que publica sean las más osadas y atrevidas. Siempre desnudando las realidades que los criminales quieren vestir de rosa. En el cautiverio, Salud Hernández no se rendirá a los extorsionadores. Ahora, si lo que quieren los secuestradores es la venganza por sus posiciones firmes, lo mejor es poner el destino de la víctima en manos de la Providencia o exigirle a Maduro que de un ultimátum a los secuestradores.

 

Y, ¿quién la secuestró? Descarto de plano a las Farc. No porque no sean capaces sino porque sería absolutamente contrario a sus intereses, tan bien servidos en La Habana por Santos. Más aún, sería de esperar que las Farc presionen a sus colegas terroristas para que la liberen.

 

Aunque mis fuentes de inteligencia aseguran que el secuestrador es el ELN, no me cabe en la cabeza que haya tanta torpeza. De ser cierto, estarían poniendo en peligro su relación con los gobiernos de Cuba y Venezuela, quienes, con seguridad, se van a desmarcar de alguien que se atreve a secuestrar periodistas. Si el secuestrador es el EPL, la palabra que me llega a la mente es ‘miedo’. Miedo de que semejantes locos sean capaces de repetir la historia de 1992, cuando ellos mismos secuestraron al ex ministro Angelino Durán Quintero y lo mataron a sangre fría, sin motivo ni razón. ¿Y si son los “gaitanistas”? ¡Dios nos libre, nos guarde y nos favorezca!