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SALUDO AL CUERPO DIPLOMÁTICO ACREDITADO EN COLOMBIA

 

SALUDO
AL CUERPO DIPLOMÁTICO ACREDITADO EN COLOMBIA
Enero
31 de 2005 (Bogotá – Cundinamarca)

Señoras y señores:

Quiero agradecer inmensamente su presencia
esta noche. Las palabras generosas, llenas de compromiso por
Colombia, que acabamos de escuchar
del excelentísimo Nuncio. Deseo reiterar la solidaridad
del pueblo colombiano con los pueblos asiáticos, víctimas
del desastre natural del tsunami. Que con la cooperación
del mundo entero, que con la solidaridad del mundo entero, podamos
apreciar rápidamente una recuperación allí.

Nosotros seguimos empeñados en tener una Nación
profundamente democrática, con diversidad de opiniones,
con debate permanente, pero debate fraterno, sin acidez que lo
haga irreconciliable. Una Nación sin exclusiones, pero una
Nación sin odios. Con una economía en permanente
crecimiento y en permanente capacidad de construir equidad. Una
Nación con un nivel económico signado por la solidaridad
como garantía de la calidad humana del crecimiento.

Nuestra política de Seguridad Democrática ha avanzado
pero mucho falta. En 2003 el homicidio se redujo en un 20 por ciento.
En 2004 volvió a mostrar otra reducción del 15 por
ciento. El país llegó a tener 30 mil homicidios por
año. 20 mil todavía es una cifra enorme. Los porcentajes
de reducción no pueden darle al Gobierno tranquilidad para
la pausa. Nuestro objetivo es una Colombia sin violencia.

El secuestro tuvo una reducción del 27 por ciento en el
2003. La del 2004 supera el 42 por ciento. Pero todavía
es muy alto. Este es un proceso en donde se han logrado metas parciales,
importantes, pero todavía falta muchísimo en las
metas finales que debe ambicionar el pueblo colombiano.

Estamos abiertos a todos los procesos de
paz como lo reclama Su Excelencia, el Nuncio de su Santidad.
Esos procesos de paz necesitan
de fe. Esos procesos de paz no pueden ser para que los grupos violentos
se refuercen, para que los grupos violentos se pongan en condiciones
de avanzar más eficazmente hacia la toma violenta del poder,
hacia la destrucción terrorista de la sociedad colombiana.

Establecemos una diferencia: una cosa es
la agresión de
los grupos violentos contra la ciudadanía colombiana y sus
instituciones y otra muy distinta la tragedia social de la Nación.
En cuanto a la relación de la ciudadanía colombiana
con los grupos violentos, no podemos reconocer conflicto. ¿Por
qué? Porque históricamente esos conflictos se dieron
entre unas insurgencias y unas dictaduras. Esas insurgencias buscaban
la libertad del pueblo mediante la derrota armada de las dictaduras
que no había dejado opción.

En Colombia tenemos todo lo contrario de
una dictadura. Ustedes han presenciado diariamente cómo se ejerce la libertad de
prensa en Colombia, cómo se ejerce la libertad crítica
en Colombia. Ustedes presenciaron cómo se desarrolló el
Referendo de 2003, las garantías para la oposición,
las garantías para la abstención. Ustedes han presenciado
cotidianamente cómo es el acceso de la crítica a
los medios de comunicación en Colombia. Ustedes saben que
este Gobierno en nombre de la Seguridad Democrática, se
ha afanado por darle igual protección a aquellos que ejercen
labores políticas con ideas afines al Gobierno y a aquellos
que ejercen labores políticas llevando la vocería
de la oposición y de la crítica.

Miren: en el Gobierno de la seguridad se
dio plena protección
a los diferentes candidatos a alcaldías y gobernaciones.
Eso nos permitió hacer el tránsito de un largo período
en Colombia de garantías teóricas a un período
que se ha iniciado a garantías efectivas.

Una cosa es que la Constitución y la ley ofrezcan plenas
garantías a todos los candidatos y otra es que efectivamente
tengan esas garantías. La primera garantía que este
Gobierno ha ofrecido es la protección de todos ellos, lo
cual facilitó su llegada a tantas alcaldías y a tantas
gobernaciones. La segunda garantía es el respeto al ejercicio
de sus funciones en esos cargos. La tercera garantía es
el propósito de coordinar acciones con todos ellos para
construir una patria democrática, a la cual la diversidad
le contribuya en su camino al progreso, en lugar de estancarla.

Por eso nosotros no podemos aceptar legitimidad
alguna a la lucha de los grupos violentos. Por eso los denominamos
terroristas. Pero
también las insurgencias armadas se revelaron contra la
injusticia social, contra las desigualdades y la pobreza. Aquí en
el período de la violencia lo que hemos tenido es más
pobreza, más miseria, más desigualdad.

Estos grupos han espantado el capital.
Estos grupos han producido una estampida de los colombianos al
interior y hacia el exterior.
Estos grupos han aumentado la miseria, la des-inversión
y han aumentado el desempleo. Por eso no les cabe el calificativo
histórico de insurgencia con algún viso de legitimidad
para poder tipificar un conflicto.

Estos grupos apelan todos los días a la cobarde acción
terrorista. El año pasado cerca de 600 integrantes de la
Fuerza Pública colombiana fueron afectados severamente en
su fisonomía, en su capacidad física, muchos de ellos
mutilados por la acción cobarde de las minas antipersonales.
A tiempo que el Vicepresidente de la República (Francisco
Santos) lideraba la efectiva campaña, esa muestra de buena
fe de Colombia al mundo de que nuestro Ejército, nuestra
Fuerza Pública, se despojara de las minas antipersonales
que aún quedaban.

Colombia tiene una democracia. Colombia
tiene un propósito
democrático de construir justicia social. Colombia sufre
todos los días, en cabeza de su Fuerza Pública y
en cabeza de su ciudadanía inocente, la acción bárbara
del terrorismo. Por eso con ellos no reconocemos conflicto.

No quiere decir ello que al calificarlos
de terroristas, como los ha calificado buena parte de la comunidad
internacional, que
al no reconocer conflicto con ellos, las puertas estén cerradas.
Las cifras son más elocuentes que lo que yo pueda decir
esta noche acá.

Se han reinsertado aproximadamente 10 mil
integrantes de estos grupos: 4 mil de las autodefensas, 4 mil
de las Farc y 2 mil del
ELN. Cuando se reinsertó el M-19, eran alrededor de 200
integrantes armados y se sumaban otros 500 que eran apoyos políticos
al M-19.

Cuando se reinsertó el EPL no había más de
mil en armas. Cuando se reinsertó la Corriente de Renovación
Socialista, en armas había algo más de un centenar.

Comparemos esas cifras con 10 mil reinsertados
en este Gobierno, a los cuales se les ha tratado con toda la
generosidad, con patriótico
afecto. Eso demuestra nuestra voluntad de paz.

Ojalá, excelentísimo Nuncio y muy distinguidos integrantes
del cuerpo diplomático, haya expresiones de voluntad de
paz. Si quieren con este Gobierno negocian cinco minutos.

¿Cómo queremos construir una Nación con equidad?
Primero, la tributación de los colombianos en este período
gubernamental ha crecido en 2 puntos del PIB y la hemos radicado
sustancialmente en mayor tributación de los sectores más
pudientes. Eso hay que tenerlo en cuenta.

Estamos haciendo un gran esfuerzo, en medio
del déficit
fiscal que todavía enfrentamos, del alto endeudamiento que
no hemos podido reducir en la magnitud necesaria, para hacer política
social.

Nos propusimos crear millón y medio de cupos educativos.
Acabamos de terminar una reunión del Consejo Nacional de
Política Económica y Social, donde se han puesto
las bases para crear este año otros 400 mil cupos educativos
que, sumados a los 750 mil creados hasta el mes de diciembre, nos
permitiría un acumulado de millón 150 mil. Con la
ayuda de Dios, vamos a llegar al millón y medio. Ese es
un avance sin precedentes.

El SENA, que llega a los sectores más pobres de la población,
en las áreas urbanas y rurales, ha pasado en este Gobierno
de atender millón 100 mil ciudadanos por año a atender
2 millones 900 en el año que acaba de pasar. La meta es
atender 4 millones de ciudadanos en el año 2006.

Noventa y ocho mil jóvenes campesinos ingresaron al SENA
en el último semestre para el programa Jóvenes Rurales
y aspiramos superar esa cifra este año.

En Cali, la semana pasada, concretamos
con el ICETEX cómo
vamos a avanzar para acercarnos a la meta de 400 mil cupos universitarios.

Hemos democratizado ampliamente y facilitado
el crédito
educativo y aspiramos concretar una gran reserva este año.
Que esa entidad sea autónoma, para que no esté limitada
por los problemas de presupuesto de la Nación.

En Protección Social este Gobierno ha pasado de 11 millones
a casi 16 millones el número de colombianos protegidos por
el Régimen Subsidiado de Salud.

Ayer veíamos que por ejemplo en departamentos como La Guajira,
hemos crecido en un 50 por ciento. Aspiramos este año que
otros colombianos en cuantía de más de un millón
ingresen al régimen subsidiado de salud.

Y estamos tramitando en el Congreso de
la República la
ley para facilitar que podamos avanzar rápidamente hacia
el objetivo: una Colombia con plena cobertura de salud para los
estratos 1, 2 y 3. Confiamos que aprobada la ley este año,
en los años 2006, 2007 y 2008 Colombia logre definitivamente
esa meta.

En Bienestar Familiar estamos atendiendo
más de 6 millones
de niños. Ayer pude presenciar en Riohacha un Centro Múltiple
de Bienestar construido, funcionando, que agrupa varios hogares
comunitarios.

Hemos incorporado 503 mil niñitos de menos de cinco años
al programa de los desayunos y confiamos para el 20 de julio de
este año haber incorporado otro medio millón de niñitos.

Cuando el Gobierno empezó, Colombia
subsidiaba 60 mil ancianos. Los pagos eran irregulares. Estamos
subsidiando hoy 170 mil y les
pagamos cumplidamente.

Pero ahí no nos quedamos. Esperamos
el 20 de julio poder decirle al Congreso que hemos incorporado
400 mil ancianos, adicionales
a los 170 mil, a un programa de una comida diaria.

Estamos pagando cumplidamente cada dos
meses 37 mil millones de pesos a 340 mil Familias en Acción,
para que sus hijitos puedan estudiar.

Ya estamos subsidiando 30 mil Familias
Guardabosques. Su compromiso es cuidar las áreas respectivas libres de droga y cuidar
la recuperación del bosque.

Hay dos programas bellísimos: El programa de alfabetización
que le ha llegado ya a 500 mil colombianos y el programa de Seguridad
Alimentaria de la Red de Solidaridad que le ha llegado ya a un
millón de colombianos.

Ustedes son testigos cómo con la colaboración de
muchos de sus gobiernos, a pesar de nuestro grave de problema de
desplazamiento interno, hemos venido mejorando la atención
al desplazado.

Y la hemos venido mejorando con la atención
inmediata, con el subsidio permanente de salud y con programas
que les puedan
mejorar sus condiciones de acceso a la vivienda social.

A propósito de vivienda social, modificamos la política,
la reestructuramos para poder cumplir con una característica:
subsidio a la demanda pero efectivo. Y eso nos va a permitir aproximarnos
muy cercanamente a la meta de 400 mil viviendas sociales en este
cuatrienio.

Estamos trabajando en todas las áreas sociales. Soñamos
con un País de Propietarios. Hoy los trabajadores son dueños
de Paz del Río en un 49 por ciento y la empresa es exitosa.

Hemos reformado 142 empresas del Estado
y a nosotros no nos guía
el animo de la privatización que destruya la herramienta
social del Estado. Pasamos de una Telecom ineficiente y burocrática
a una Telecom estatal, sostenible, eficiente. Perdían más
de 400 mil millones y en el año que acaba de pasar se ganó cerca
de 900 mil, con lo cual ha sido posible pagarles puntualmente a
sus pensionados.

La reforma nuestra en el Estado es para
garantizar la sostenibilidad de las entidades estatales y para
que las entidades estatales cumplan
su tarea de inducir la cláusula social en la comunidad colombiana.

Ha sido muy grato constatar cómo Telecom está haciendo
contratos de servicio con trabajadores de la antigua Telecom. Cómo
ya hay una cooperativa de trabajadores de la antigua Inravisión
realizando contratos de servicio con la nueva Inravisión.

Ha sido muy grato constatar los acuerdos
con sindicatos tan importantes como el sindicato del Acueducto
de Cúcuta o los sindicatos
del sector eléctrico que nos han ayudado al siguiente transito.

Cuando este Gobierno empezó todas las empresas estatales
de distribución de energía perdían dinero.
Hoy todas están en saldo negro. Y eso se ha hecho con una
política de eficiencia y de criterio social.

Hemos comprometido a los bancos a llegar
con los recursos de crédito
a los sectores más populares de la Nación y hemos
repetido que un sistema bancario privado no se legitima sino en
la medida en que las bases populares lo entiendan como un sistema útil
para su reivindicación.

Por eso se ha orientado muchísimo el microcrédito
a la vivienda social, banca privada, Findeter, cajas de compensación
familiar. Ahora estamos creando los mecanismos para llevarlo a
la educación universitaria.

Cuando este Gobierno empezó la cartera de microcrédito
ascendía a 707 mil millones. Hoy está en cerca de
un billón 800 mil millones.

En el nuevo aniversario del Banco de la
Mujer, la semana pasada en Cali, constatamos ese colosal crecimiento
en microcrédito
que hace parte de nuestra estrategia de construir un País
de Propietarios.

Comprendo la tragedia social de Colombia.
Pero estos elementos de política social, que no todos han sido numerados y que
he traído a cuenta esta noche, indican claramente a la comunidad
internacional para dónde vamos en política social.

Las cifras son más elocuentes que los discursos: cómo
estamos buscando llevar de la mano la política de seguridad
con la política social. En una tarea sostenida, donde haya
confianza inversionista, Colombia se irá poniendo en condiciones
de superar esta tragedia social.

No aceptamos que hay conflicto con los
terroristas, pero aceptamos que hay una profunda crisis social.
Desvinculamos ambos fenómenos
y así lo debemos repetir esta semana en la mesa de donantes,
a la cual el ánimo, la organización de ustedes, está contribuyendo
tan generosa y eficazmente.

Una cosa es una organización terrorista contra unas organizaciones
democráticas. Eso es muy diferente a un conflicto. Y una
totalmente independiente es esta crisis social que tenemos que
superar en esta Patria con una tarea sostenida de inversión
social.

Quiero hoy desear a todos ustedes, a sus
gobiernos, a sus pueblos, que el año 2005 traiga para todos ustedes prosperidad. Nosotros
le pedimos a Dios que con la ayuda de ustedes, con la comprensión
del pueblo colombiano, con un compromiso personal y de cada uno
de mis compañeros de Gobierno para trabajar más dedicadamente,
con más amor por esta Nación, con más febrilidad
para poder producir resultados, esta Nación vaya mejorando.

Saludo a cada uno de ustedes. Colombia cree en la paz y en la
libertad, en la convivencia entre los pueblos, en las buenas relaciones
entre los gobiernos, con todos los gobiernos del mundo.

Creo que con el presupuesto de la libertad,
que con el presupuesto del respeto, que con el presupuesto de
la fraternidad entre los
pueblos y de las buenas relaciones entre los gobiernos, las incompatibilidades
políticas jamás pueden ser obstáculo para
que se cumpla ese objetivo en el cual soñamos: las buenas
relaciones de esta Nación con todos los gobiernos y con
todos los pueblos del mundo.

Asumamos este año 2005 con mucho entusiasmo. Con amor.
Si uno no se aplica las cosas con ganas, con garra, con dedicación,
no las logra. Para que con la ayuda de Dios, al poder reunirnos
acá a principios del 2006, podamos registrar, con el testimonio
y la ayuda de ustedes, una Nación que ha mejorado.

A todos, muchísimas gracias.

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SALUDO AL CUERPO DIPLOMÁTICO ACREDITADO EN COLOMBIA

 

SALUDO
AL CUERPO DIPLOMÁTICO
ACREDITADO EN COLOMBIA

Enero 25 de 2006 (Bogotá – Cundinamarca)

Señoras y señores:

Quiero saludarlos
con inmenso respeto, agradecer las palabras llenas
de generosidad, de solidaridad por Colombia,
que en nombre de todos ustedes ha pronunciado el excelentísimo
Nuncio de su Santidad.

Quiero agradecer
a los países que ustedes representan,
la solidaridad, la comprensión, la amistad, que
en todos los momentos han mostrado frente a esta Patria
colombiana.

Esta democracia
nuestra, es una democracia de corazón
integrada a la comunidad internacional. Muchos países
que vivieron problemas semejantes a los nuestros, se
encerraron para que la comunidad internacional no conociera
los orígenes de sus problemas ni las soluciones
que se aplicaban a esos problemas.

Colombia, en medio
del desafío de enfrentar una
problemática tan grave, ha estado abierta de par
en par, para la observancia de la comunidad internacional.
Esa apertura, donde no ha habido cálculo, donde
no ha habido ocultamiento, donde no ha habido intención
de distorsionar la realidad, amerita la confianza que
ustedes han tenido en Colombia, es la causa de su solidaridad
y la de los pueblos que ustedes representan con nuestro
país.

Vamos a seguir esta
tarea que ustedes han conocido. Esta tarea por una
Nación que haga de la Seguridad
Democrática un homenaje a la eficacia del pluralismo,
un puente hacia la paz. Por una Nación que le
cumpla a su comunidad y a la comunidad internacional
con el logro de las Metas Sociales del Milenio. Una Nación
que afiance la confianza en la democracia, a través
de un propósito de transparencia total, primero
en la acción pública para dar ejemplo y
por supuesto, de ahí nace la exigencia para que
esa transparencia se de en la acción de los particulares.

Nuestra Seguridad
Democrática es un camino para
el pluralismo y es un camino para la paz.

En el año 2000, los candidatos a asambleas, a
consejos, a alcaldías y a gobernaciones fueron
36 mil. En el año 2003, fueron casi 80 mil.

Las elecciones de
regiones, que se llevaron a cabo en 2003, las primeras
bajo el concepto de Seguridad Democrática,
mostraron un gran crecimiento en participación
de candidatos, mostraron mayor confianza de todos los
candidatos en las garantías colombianas y mostraron
resultados que no necesitan que el Gobierno teorice mucho
sobre la defensa de la democracia a cargo de la Seguridad
Democrática.

Alcaldes, gobernadores,
que en otras condiciones –por
origen político- no habrían podido ser
elegidos, fueron elegidos. Se les protegió eficazmente
como candidatos y se les ha respetado y protegido todos
sus fueros para que desempeñen, de acuerdo con
la Constitución, todas sus competencias.

Cuando este Gobierno
llegó, cerca de 400 de los
1.096 alcaldes de Colombia, no podían ejercer
tranquilamente las funciones de su cargo, a pesar del
origen popular, por las presiones de los grupos terroristas.
Hoy todos ellos están ejerciendo. Más de
de 300 no podían residir en sus municipios por
presiones de los grupos terroristas, hoy están
todos en sus municipios.

Colombia asistió a años en los cuales
fueron asesinados 160 líderes sindicales, todavía
los asesinan, el año pasado asesinaron 12 integrantes
de organizaciones sindicales. Estamos trabajando para
decirle al mundo que no asesinan un solo dirigente sindical
en Colombia.

Hemos progresado
mucho pero no estamos contentos. No lo estaremos hasta
que esos atentados contra la democracia
se superen totalmente en nuestro país.

Colombia ha sido
una defensora histórica de la
libertad de medios de comunicación, pero la batalla
de la política, de los gobiernos, del Estado por
la garantía efectiva de la libertad de prensa,
se vio oscurecida por las arremetidas del terrorismo.
Eso llevó a que algunas personas, como yo, dijéramos
que estábamos en frente de garantías retóricas
pero no en medio de garantías eficaces.

Diría yo, que la disminución de asesinatos
contra periodistas, la disminución de la intimidación
frente a los periodistas, la manera como los colombianos
han ganado confianza para denunciar, indica que vamos
por buen camino.

Hoy escuchamos más denuncias que hace cuatro
años, cuando hay menos hechos de violencia. ¡Miren
qué paradoja! Uno se pregunta: ¿por qué si
hoy hay menos hechos de violencia, hay más denuncias?
Porque hace cuatro años, amplios sectores del
periodismo y de la política estaban amordazados.

En unas regiones
tenían que convivir con la guerrilla
y en otras con los paramilitares y en muchas, con unos
y otros. Y buscaban hacer la política acomodándose
a sus exigencias, sin denunciarlos, hoy los denuncian.
O buscaban ejercer el periodismo acomodándose
a sus exigencias, sin denunciarlos, hoy los denuncian.

La mayor confianza
de periodismo, de la dirigencia política
para denunciar, demuestra que nuestra Seguridad Democrática,
ha sido eficaz para proteger las libertades, entre ellas,
la libertad de los medios de comunicación.

¡Qué importante que le podamos decir al
mundo que nos aproximamos a un debate electoral con la
vocación de que sea totalmente transparente!

Es mejor hacer denuncias preventivas que garanticen
la pureza de la democracia, que tenerse que quejar a
posteriori, por las afrentas que se vivieron en contra
de la democracia.

Por eso, el Gobierno
no ha dudado para estar en coordinación
con la Fiscalía, con los órganos de control
y no ha dudado en asumir la responsabilidad política
de la denuncia necesaria, a tiempo, para garantizar la
pureza del debate electoral que se avecina.

Qué importante que el mundo sepa que Colombia
enfrenta un desafío terrorista, que no enfrenta
otra Nación del mundo y que lo enfrenta con una
política abierta a los ojos de la inspección
del mundo, comprometida con los derechos humanos. Con
una política que en lugar de recortar las libertades,
so pretexto de enfrentar el terrorismo, ha aumentado
el ejercicio práctico de las libertades. Con una
política que en lugar de afectar los derechos
humanos con la pretendida justificación de superar
la inseguridad, todos los días está más
comprometida con el respeto de los derechos humanos como
condición de legitimidad de esa política
de seguridad.

Esa política de seguridad, ha sido –reverendísimo
Nuncio y muy distinguidos integrantes del Cuerpo Diplomático-
un instrumento de defensa de la democracia.

Diría que a la disposición colombiana
de respetar la democracia, a los textos constitucionales
y legales de respetar la democracia, a la tradición
colombiana de respetar la democracia, algo le faltaba
y ese algo es la política de Seguridad Democrática,
llamada a impedir que las garantías democráticas
se queden solamente en el escenario declarativo, retórico,
llamada a garantizar que las garantías democráticas
sean eficaces.

Pero esa Seguridad
Democrática también
tiene una profunda relación con la erradicación
de la pobreza y con la construcción definitiva
de la paz. La Seguridad Democrática, es un camino
para la seguridad y para la reconciliación total.

Quien este hoy en
un grupo paramilitar o guerrillero, debe saber que
la Seguridad Democrática le envía
dos mensajes: un mensaje de amenaza legítima del
Estado, si persiste en la violencia, pero también
un mensaje de reconciliación. Quien esté en
un grupo paramilitar o guerrillero debe saber que la
Seguridad democrática es la misma, para enfrentarlo
mientras persiste en la violencia o para protegerlo,
una vez haga la paz.

Esto es bien importante
para ir entendiendo cómo,
la Seguridad Democrática, es un principio de reconstrucción
de seguridad y es un camino para la reconciliación.

Hace pocos días me visitó un distinguido
periodista colombiano, que en privado está de
acuerdo con muchos de los aciertos de este Gobierno,
pero en público siempre se pronuncia como vocero
de la oposición. Y era una difícil entrevista,
le dije al final: vamos a cambiar el papel, ahora voy
a ser yo periodista, publique esta pregunta mía,
no me la conteste: ‘¿usted como se siente
frente a los paramilitares?, ¿más vulnerable
ahora o hace cuatro años?’

Esa pregunta es
válida para formularla en unos
casos frente a los paramilitares y en otros casos frente
a la guerrilla.

Creo, no por el
discurso que escucho todos los días,
sino por mi diálogo directo con los colombianos,
que hay un país hoy, con más confianza
en las instituciones, con menos terror al terrorismo.
Un país menos amordazado, un país más
libre. Un país que en la medida que ha sentido
que el Estado ha acudido a protegerlo, se siente menos
amenazado por los terroristas.

Hoy hay más libertad para criticar porque los
críticos ya le tienen menos temor a los paramilitares
y menos temor a las guerrillas.

Hace pocos días me encontré con una ilustre
ex Senadora de la República, muy dura en la oposición,
pero frente a quien jamás he renunciado a depararle,
a ofrecerle, un trato personal fraterno. Y le decía: ¿y
cuál es tu razón de oposición? Me
decía: la Seguridad Democrática. Le decía:
pero en el pasado, antes de la Seguridad Democrática
a toda hora te veía comprando tiquetes para el
Canadá, pasabas tres cuartas partes del tiempo
en Canadá exiliada o en Estados Unidos, regresabas
aquí y apenas hacías 15 días de
bulla, te volvían a amenazar y te tenías
que regresar al extranjero. Por cada dos semanas de estadía
en Colombia, pasabas meses en el extranjero. Ahora te
veo que me criticas y me criticas todos los días,
pero permaneces en Colombia y ya no te veo mortificada
ni escondida, sino alegre y feliz, en la oposición.
Me tenía que reconocer que efectivamente en su
vida a ocurrido eso.

La verdad, es que –más en esta época-
el Gobierno tiene que estar preparado para que le digan
de todo. Yo acepto que una de las limitaciones de la
condición humana es no estar preparado para que
le digan de todo y acepto esa limitación, esa
flaqueza, no obstante que Lina por la mañana,
al mediodía y por la noche me dice: ‘Uribe
a aguantar, Uribe a aguantar, Uribe a resistir con prudencia’.

Vamos a hacer el
gran esfuerzo, pero también
hay que mirar esto desde el otro ángulo. Creo
que la oposición hoy está más feliz
porque tiene más garantías eficaces. Creo
que la oposición, en el fondo, tiene que reconocer
que hoy pueden decir de todo y que ahí está el
Estado al servicio de protegerlos, incluso aparecería
un desbalance: el Estado está dispuesto, con el
Gobierno y el Presidente a la cabeza, a preferir la protección
del ciudadano, aun al riesgo de tener que sufrir la afrenta
de la calumnia. Creo que esa es una garantía fundamental
para el buen suceso de esta democracia.

Pienso que una oposición que sienta en la práctica
todos los derechos –como los está sintiendo,
yo veo todo lo que dicen y todos los días, dónde
se desplazan y cómo siempre acude el Estado a
protegerlos- es una oposición que cuando termine
el debate electoral tendrá que reconocer que la
Patria ha cambiado y para bien y que eso tiene que ayudar
a reconciliar a los colombianos.

Por estas dos razones:
por lo que implica la Seguridad Democrática frente a la percepción íntima
de la oposición a través de la garantía
eficaz de sus derechos, por lo que implica la Seguridad
Democrática frente a la percepción íntima
del terrorismo –que recibe dos mensajes: el mensaje
de que la Seguridad Democrática es la misma para
perseguirlos mientras persistan en la violencia o para
protegerlos cuando hagan la paz-, por esas dos razones
me permito reafirmara ante ustedes que la Seguridad Democrática
es un camino hacia la reconciliación total de
los colombianos.

La reconciliación no es el unanimismo, la reconciliación
en una democracia pluralista se refleja en la fraternidad
del debate, fraternidad que en cada momento se pierde,
pero lo importante es que cuando toque, el Gobierno tenga
que dar los pasos al costo de ponerse colorado de enfrentar
las cámaras, al costo de mirar una cámara
con sonrojo, el Gobierno tiene que dar los pasos para
acudir a recuperar la fraternidad del debate.

Confío que si esto sale bien para la democracia,
los colombianos estaremos recibiendo una inmejorable
pedagogía de que hay todas las condiciones para
que el debate sea fraterno, lo que no implica anular
la diversidad.

La diversidad es
absolutamente compatible con la fraternidad, pero más que compatibles, necesarios complementos,
porque el pluralismo tiene como razón de ser,
resolver a partir de la diversidad, los problemas que
afectan al todo colectivo. Entonces, en el pluralismo,
una opinión debe sintetizarse con la contraria
a través del ejercicio democrático, para
desembocar en un buen resultado. Y de allí emprender
otra divergencia para resolver una nueva contradicción.

Cuando hay fraternidad,
los contrarios van buscando soluciones, sin que necesariamente
tengan que entrar
en claudicaciones de sus puntos de vista. Cuando no hay
fraternidad, las soluciones se niegan, porque las polarizaciones
bloquean la imaginación. De ahí la importancia
de garantizar pluralismo sí, pero con debate fraterno.

Y esta Seguridad
Democrática es un camino para
la erradicación de la pobreza. Este país
estaba recibiendo hace 4 años, 500 millones de
dólares de inversión extranjera directa,
sabemos que el año pasado superó los 4
mil (millones de dólares) confiamos que cuando
el Banco Central nos de las cifras, esté alrededor
de 5 mil (millones de dólares).

Se ha recuperado
mucho la confianza en Colombia. La inversión como porcentaje del PIB (Producto Interno
Bruto) estaba en un 13 por ciento, hoy está en
un 21 (por ciento). La inversión privada, como
porcentaje del PIB estaba en el 7 (por ciento), confiamos
que ahora esté alrededor del 15 (por ciento).

Aquí hay unas instituciones independientes que
honran a la democracia colombiana. Todas las instituciones
de estadística son independientes, intelectuales
que manejan las cifras de pobreza, intelectuales e independientes –muchos
de ellos de oposición y críticos al Gobierno-,
han reconocido que en este Gobierno se ha logrado sustraer
de la pobreza a 2.5 millones de ciudadanos. Estamos en
la tarea para que rápidamente salgan de la pobreza
otros 4 millones de ciudadanos a través de nuestras
políticas sociales.

La Seguridad Democrática posibilita la inversión,
pero la función social que tiene que cumplir la
inversión, legitima la seguridad en el corazón
del pueblo y la hace sostenible, prolongable en el tiempo.

Para nosotros no
existe exclusión entre seguridad
y política social, van de la mano, son dos polos
necesarios de una acción, donde el uno tiene que
apoyar al otro y el otro apoyar al uno.

La Seguridad Democrática posibilita la inversión
social y la inversión social legitima y hace sostenible
la Seguridad Democrática.

Tengan ustedes la
certeza que tenemos tres convicciones: la Seguridad
Democrática como camino de reconciliación,
la erradicación de la pobreza como camino de consolidación
de la unidad nacional y la transparencia como camino
de construcción de confianza.

Yo miro este país como padre de familia, porque
me pongo en la posición de los papás que
han tenido que desplazarse o desplazar a sus hijos y
desde muchos años hace, que me he hecho esta reflexión: ¿qué gana
un padre de familia en Colombia con dejar educación
y / o un pequeño principio patrimonial a los hijos,
si el país no ha recuperado su confianza, si el
país no ha recuperado su unidad nacional? Para
recuperar esa confianza es absolutamente necesaria la
transparencia.

Empezamos a tener
cifras importantes que reconocen nuestros avances en
transparencia, como aquellas publicadas recientemente
por el Banco Mundial, pero no estamos conformes, queremos
trabajar para que a Colombia se le reconozca como un
país absolutamente transparente. Esa es mi invitación
diaria a todos mis compatriotas.

Estamos en acciones puntuales, donde es fundamental
el esfuerzo de la comunidad internacional.

Hagan estas cuentas:
cuando empezó este Gobierno,
teníamos 17 mil integrantes de la Farc, más
12 mil milicianos urbanos, más 4.500 integrantes
del ELN y una cifra superior a 20 mil paramilitares.

Estamos llegando
a 25 mil desmovilizados. En diciembre terminamos con
alrededor de 13 mil paramilitares, alrededor
de 7 mil guerrilleros y hace pocos días en Tarazá,
Antioquia –donde confluyen Antioquia y Córdoba-
se desmovilizaron otros 2.750 paramilitares.

Y el Gobierno está en
la tarea de apurar esas desmovilizaciones y cuanto
antes, para que no haya dudas
sobre la pureza electoral de Colombia.

La reinserción es muy difícil. Habló con
un Gobierno, me dice: ‘yo fui el campeón
de la reinserción, reinserté 5 mil’.
Cuando en Colombia se reinsertó el M – 19,
entre combatientes y no combatientes eran 900. Cuando
se reinsertó el EPL, entre combatientes y no combatientes
eran 2.100. Súmenle a eso 280 de la Corriente
de Renovación Socialista y unas pocas docenas
de los otros grupos y comparen eso con esta cifra cercana
a 25 mil y los que habrán de venir. La reinserción
es un tema muy difícil y muy costoso.

Agradezco la buena
voluntad de los países que
ustedes representan, para ayudarnos en la reinserción.
La estamos reestructurando, el doctor Sabas (Pretelt)
ministro del Interior (y de Justicia) ha traído
al doctor Antonio Picón Amaya del sector privado
para ayudarnos. Y le hemos asignado a la doctora Julia
Gutiérrez de Piñeres, subdirectora del
Sena, la responsabilidad de dirigir la búsqueda
de empleo y de emprendimiento para nuestros reinsertados.

Me he propuesto
reunirme con ella una vez a la semana, para revisar
cómo avanza esa tarea tan difícil,
tan apremiante, tan necesaria, de la búsqueda
de empleo y de posibilidades de emprendimiento para nuestros
reinsertados. La ayuda de ustedes es magnífica
y se que en sus países encontrarán mejor
respaldo a medida que el mundo tenga más confianza
en este proceso.

Colombia tiene un
camino para acabar el terrorismo, que es acabar la
droga. Esta mañana, por una emisora
de Pasto, me decía el padre Gustavo Jiménez: ‘Presidente,
queda droga en tal parte de Nariño y en tal otra,
acábenla y verá que se acaban los grupos
terroristas’.

Anteayer llegué al Parque Nacional de La Macarena,
aproximadamente 4.300 hectáreas a la vista, vamos
a ver cuántas aparecen y una nueva modalidad,
que es sembrar la droga solamente socolando el bosque
sin destruirlo, lo que evita que se le pueda visualizar
desde el avión. Y en los alrededores de La Macarena,
12 mil hectáreas. Llegué a presenciar un
programa de heroísmo de nuestra Policía,
de gerencia social del doctor Luis Alfonso Hoyos (Alto
Consejero para la Acción Social), el propósito
de erradicación manual de esa droga.

Cuando llegué allí me recibieron los policías,
los compatriotas erradicadores, casi todos del pueblo
de Luis Alfonso (no vaya a dar tiro usted de que le digan
que está violando la Ley de Garantías porque
casi todos son del oriente del departamento de Caldas),
en un patriotismo extraordinario, erradicando droga.

Y dije: ¿y a dónde están los que
han vivido aquí? Allá hay un contraste –ojalá ustedes
visitaran eso, Embajadores-. Donde han sembrado en droga
está como un patio y donde no han sembrado en
droga, un bellísimo bosque, con unas especies
naturales bellísimas.

En Colombia, quienes
hemos vivido en el campo siempre nos referíamos a las heliconias como una maleza,
en una parte las llaman platanillo, en otra parte bijao,
en otra parte bocachico. Encontré unas heliconias
allí que yo no conocía, de semejante altura
y grosor, en la selva. Unas heliconias de mejor grosor
que las matas mejor fertilizadas de plátano. ¡Qué hermosura
de bosque!

Con una suerte:
en La Macarena, como en casi toda Colombia, el bosque
que se ha destruido se puede recuperar y se
recupera espontáneamente. Ahí donde estamos
arrancando coca, si eso lo cuidamos, en dos años
tenemos un rastrojo de seis metros. En pocos años,
volvemos a tener rastrojo de media hacha y volvemos a
tener bosque. En Colombia hay una gran posibilidad de
recuperación espontánea del bosque.

Entonces yo quería hablar con los nativos, para
que los nativos me contaran sobre esas especies y para
comprometerlos a que sean guardianes del parque. Y no
podíamos, estaban huyendo. Logré hablar
con algunos de ellos y les dije: no, el Gobierno no los
va a perseguir a ustedes. A ustedes los vamos a vincular
como guardianes del parque, aquí lo que no puede
haber es coca. Y les vamos a pagar una platica para que
sean guardianes del parque. Ustedes no son enemigos del
Gobierno, los enemigos de nuestras instituciones son
los terroristas.

Cuando ya entraron
en confianza, me dijeron: ‘Presidente,
es que el terrorismo aquí nos ha puesto a vivir
de la droga, prácticamente nos obligan a sembrar
coca para entregársela a la Farc y ya estaban
entrando –también- unos a nombre de paramilitares
a recoger coca.

Miren qué tarea tan importante, donde nos puede
ayudar muchísimo la comunidad internacional, en
ese propósito de que este año erradiquemos
manualmente 40 mil hectáreas.

Yo no he visto a
los campesinos colombianos entusiasmados con la fumigación. En partes, indiferentes y en
partes protestan. Pero sí los veo muy entusiasmados
con la erradicación manual, enormemente. ¡Qué bueno
que ustedes nos puedan ayudar, desde todos sus países,
para avanzar en esto de erradicación manual!

El año pasado erradicamos 31.200 hectáreas,
la meta este año es erradicar 40 mil hectáreas
y erradicar toda la coca de los parques nacionales, que
es aproximadamente de 10 mil hectáreas y otras
30 mil por fuera de los parques nacionales.

Si a eso se le suma
la vinculación de 33 mil
familias, que serán 50 mil, como Guardabosques,
el avance del programa Familias en Acción –gran
acción de derrota de la pobreza, que ya está completando,
terminó el año con 510 mil familias, ahora
están vinculando otras 100 mil, vamos a terminar
el año con 650 mil, pero hay que llegar a un millón
rápidamente-, si a eso se le suma el experimento
que vamos a hacer en La Macarena para que las familias,
que agrupan esos 11 mil nativos de La Macarena sean guardianes
del parque, creo que vamos encontrando un camino muy
eficaz para derrotar la droga y para derrotar el terrorismo.

La ayuda de ustedes
en estos programas es fundamental, en la reinserción, en la erradicación manual
de drogas, en el tema Familias Guardabosques, familias
guardianas del parque. ¡Qué bueno que un
país de ustedes dijera: ‘yo quiero ser el
tutor de La Macarena’, y otro dijera: ‘yo
quiero ser el tutor del parque Paramillo’, y el
otro dijera: ‘yo quiero ser el tutor de tal parque
o de tal otro’!

Luis Alfonso, estos embajadores que tanto le han ayudado,
le dan esa ayudita adicional, que rápidamente
podamos decir: tal país o tales países,
van a ser los tutores del parque nacional de La Macarena.

Conocí el Caño Cristales. Lleve un grupo
de embajadores allá, Luis Alfonso. Esa es una
belleza de la naturaleza. Yo no he sido turista y la
verdad, Lina dice que yo no tengo emociones de turista,
pero yo me emocioné con el Caño Cristales
en el parque La Macarena. Y me dio mucha tristeza de
saber que la comunidad nacional e internacional no lo
ha podido visitar porque estaba controlado por el terrorismo.

Hoy empezamos a
recuperar allí la paz. Ahí hay
una belleza, ahí hay un espectáculo de
la naturaleza. Confío que en la medida que vayamos
avanzando con la erradicación de la coca, la superación
del terrorismo, la legitimación de estas políticas
en nuestro campesinado, se va a abrir paso el turismo
ecológico, que ya le hemos abierto paso. Se había
cerrado el turismo ecológico en el Tayrona, estuvo
inundado de turistas en diciembre. Se había cerrado
en el Amazonas, han regresado muchísimos y tenemos
todos estos destinos para abrir.

Para legitimar estas
políticas en el campesinado,
reconocemos una realidad que hay que corregir. Colombia
venía en un proceso –dría yo- muy
positivo de mejora en la distribución de la tierra
por acciones de reforma agraria y por división
natural de fundos. Eso se truncó y revirtió por
acción del narcotráfico, el paramilitarismo
y la guerrilla. Los unos tienen miles de hectáreas
en unas regiones, los otros miles de hectáreas
en otras.

Creo que los pasos
que estamos dando van en la dirección
correcta.

Primero, la manera
como modificamos la ley de extinción
de dominio. El año pasado, eso permitió intervenir
5 mil predios.

Segundo, los correctivos que estamos introduciendo en
el Consejo Nacional de Estupefacientes: predio agropecuario
intervenido, es predio agropecuario que pasa a los campesinos
y de inmediato.

Tercero, hemos podido ya, volver a incorporar unos recursos
en el presupuesto para adquirir tierra para los campesinos.

Cuarto, estamos
resolviendo problemas que aún
quedan de compromisos antiguos con comunidades indígenas,
y ya hay recursos presupuestales.

Quinto, si ustedes
van a Barrancabermeja, a muchas áreas
del país, encontrarán un gran florecimiento
de los cultivos de palma africana, pero financiados en
muy buena parte para el Gobierno –a través
de crédito e incentivos- con la exigencia de que
estén vinculados como empresarios los campesinos.
Creo que eso nos va ayudar a ir quitando esa justificación
de violencia que es, campesinado sin tierra. El Gobierno
tiene toda la voluntad.

Los gobiernos y
los gobernantes no aprendemos fácilmente,
yo me demoré para corregir errores en el Consejo
Nacional de Estupefacientes, pero los estamos corrigiendo
y uno de los correctivos fundamentales es: nada de poner
la tierra intervenida en manos de intermediarios, la
tierra intervenida va directamente a las comunidades
campesinas.

Deseo a cada uno
de ustedes, a sus familias, a los gobiernos de sus
países, a los hermanos pueblos que representan,
que este año 2006 sea próspero y traiga
bienestar. Pido la cooperación generosa de ustedes –como
la han venido dando- para con Colombia.

Excelentísimo Nuncio: regáleme una copia
de la encíclica de su Santidad sobre el amor para
que el amor nos ayude a ser más fraternos en el
debate, para que el amor nos traiga frenos cuando la
intemperancia se salga de los carriles de la fraternidad,
para que el amor por el prójimo y por la Patria
nos ayude a ser más tolerantes, para que con amor
superemos las dificultades, para que con el amor garanticemos
que no hay corrupción, para que con el amor garanticemos
que no haya violencia.

A todos ustedes,
muchas gracias de un país abierto
al mundo, que quiere mucho a los pueblos que ustedes
representan.

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SALUDO AL CUERPO DIPLOMATICO ACREDITADO EN COLOMBIA

 

SALUDO
AL CUERPO DIPLOMATICO ACREDITADO EN COLOMBIA

Enero 22 de 2004 (Bogotá – Cundinamarca)

Compatriotas:

Quiero agradecer inmensamente la presencia
de ustedes en esta mañana de enero, agradecer su visita, sus deseos tan sinceros
para que esta Patria colombiana salga adelante. Agradecer las generosas
palabras que acabamos de escuchar del excelentísimo Nuncio
(Monseñor Beniamino Stella) en representación del
todos ustedes.

Agradecer a la comunidad internacional que ustedes representan,
el apoyo permanente dado a Colombia. Con todos tenemos inmensos
motivos de gratitud.

Si me pusiera a asignar, específicamente, el motivo de
gratitud a cada uno en particular haría interminable esta
intervención. La iglesia, la comunidad religiosa, ha jugado
un gran papel para tratar que avancen procesos de paz o acuerdos
humanitarios.

Los países de América nos han dado un gran apoyo
en diferentes iniciativas o en el Plan Colombia o en la decisión
de los países del Grupo del Río o en las acciones
de países vecinos, inmensamente positivas para Colombia.

Los países europeos nos han ayudado muchísimo con
pasos tan importantes como la declaración de Londres o el
esfuerzo de la Unión Europea para seguir avanzado con los
Laboratorios de Paz en nuestro país.

Los diferentes organismos internacionales acreditados en Colombia,
han puesto particular esmero para mostrar avances concretos en
sus tareas.

Aquello que no se ha podido lograr no es
por falta de cooperación
de ustedes, es porque las circunstancias no han querido recibir
la venturosa colaboración de todos ustedes.

Por ejemplo, ustedes han hecho grandes
esfuerzos para lograr que empiece un proceso de paz con el Eln,
si no ha empezado no es por
culpa de ustedes. A ustedes lo único que hay que hacer es
expresarles en toda la dimensión la gratitud por el esfuerzo.
Particularmente quiero agradecer a ustedes, su comprensión
a la política de Seguridad Democrática.

Mi candidatura, el advenimiento de este
Gobierno, suscitaron y siguen suscitando bastante controversia
internacional y el Cuerpo
Diplomático acreditado en Colombia ha tenido siempre una
actitud muy constructiva, una actitud muy comprensiva para asimilar,
para entender esa política de Seguridad Democrática.

Hace un año tuve la oportunidad de exponerla en extenso
ante ustedes en este mismo acto. Pensando en nuestro encuentro
esta mañana, me hacía la reflexión que ya
no la puedo presentar como una construcción teórica,
que tengo por responder por sus resultados. Falta mucho. Los problemas
por resolver son mayores que los resueltos, pero creo que la hemos
aplicado con coherencia entre la prédica y la práctica.

La denominamos Democrática para proteger a todos los colombianos,
independientemente de su estatus social, económico o de
su orientación política. Hemos hecho un gran esfuerzo
para defender por igual al empresario que al líder sindical,
al dueño de tierra que al trabajador campesino, al dirigente
político afecto a las ideas del Gobierno, que al dirigente
político de la oposición.

Mirando cifras para la reunión que tuve anoche con el Embajador
Patten, el Comisario Europeo, encontramos que ha habido un muy
importante descenso en el asesinato de sindicalistas, falta mucho.
Quisiera decir ante ustedes y ante el mundo que no han asesinado
uno solo y en esa tarea vamos a seguir. Y hay un punto importante
allí: la justicia y la Fuerza Pública están
sensibilizados que esos casos no pueden quedar en la impunidad.

Aspiro, en materias tan sensibles para
la construcción
democrática, poder dar mejores cuentas en cada momento de
avance del Gobierno.

Hemos puesto también particular énfasis en la protección
de los profesores, en la protección de los periodistas.
El descenso de asesinatos de colombianos profesores y de colombianos
periodistas es importante, pero nosotros no estamos conformes,
aquí hay que acabar el asesinato.

Un Gobierno democrático que quiere la restauración,
el orden, justamente para que no haya imposiciones de ilegitimidad,
sino el imperio de la ley que es la garantía de la convivencia,
no puede estar contento porque haya disminuido el asesinato de
periodistas o de profesores cuando todavía asesinan periodistas
y profesores. Lo que queremos es llegar a cero asesinatos.

Nos aplicamos en el proceso electoral del
año pasado, a
hacer sentir en la práctica las garantías democráticas,
el Gobierno vio en ese momento un gran momento para legitimar las
instituciones democráticas de Colombia. Una gran oportunidad
para demostrar que las garantías políticas de Colombia
no son normas declarativas de la Constitución ni frases
comunes de los discursos, sino realidades de la práctica
colombiana, por eso, hicimos todos los esfuerzos para que todos
los candidatos a alcaldías, a gobernaciones, a asambleas
y a consejos, sintieran la plenitud de la protección eficaz
del Estado.

Colombia, sus instituciones democráticas, pueden mirar
con tranquilidad al mundo y decir que el proceso electoral de octubre
del año pasado pasó de las garantías retóricas
a las garantías efectivas. Que fueron protegidos por igual
los candidatos cuyos puntos de vista coincidan con los del Gobierno
y los candidatos cuyos puntos de vista antagonizaban o antagonizan
con los del Gobierno.

El Gobierno corrió el riesgo de enfrentar un referendo.
Ustedes presenciaron cómo se utilizaron los espacios de
la televisión, de la prensa, de la radio. Cómo hubo
plenas garantías para opositores al texto o abstencionistas.
Cómo se expresa la paradoja de que un Gobierno signado de
ser un Gobierno de ‘mano dura’, no controla los organismos
electorales y frente a ellos no tiene más recurso que la
denuncia pública; pero finalmente eso honra la democracia.

Creo que los hechos me permiten decir:
falta mucho, pero la Seguridad Democrática es el camino correcto que debemos seguir recorriendo,
haciendo ajustes, todos los días, como requieren estos procesos.

El problema nuestro es de marca mayor.
En Irlanda del Norte los terroristas armados eran docenas, lo
mismo la ETA española,
las antiguas guerrillas centroamericanas y sudamericanas vivieron
de limosna, de donaciones que recibían la comunidad internacional,
especialmente. Los grupos violentos de Colombia son excesivamente
ricos, producto de recursos de ellos mismos, originados en la droga
y en el secuestro. Y numéricamente la comparación
solamente expresándola en sus cifras, revela la magnitud
del problema. Mientras en Irlanda o en España eran docenas,
cuando este Gobierno empezó había aproximadamente
30 mil ciudadanos en armas contra las instituciones, contra el
derecho.

Este problema no se va a resolver fácilmente, necesita
continuidad, y esa continuidad necesita legitimidad en la política
y para que esa política sea legítima y la legitimidad
la mide el respaldo popular a la política, esa Seguridad
tiene que ser transparente para merecer la denominación
de democrática.

Por eso, yo no tengo dificultades ni lo
hago con alarde, en repetir nuestra adhesión a los derechos humanos por convicciones
democráticas y prácticas. Sin respeto a los derechos
humanos es imposible darle sostenibilidad en el tiempo a esta política
que requiere tiempo, dada la dimensión del problema terrorista
en Colombia.

Y esa legitimidad y esa sostenibilidad
requiere que los colombianos se den cuenta que esa política es para el bien de todos,
por eso hay que hacer crecientes esfuerzos para que avancemos en
el área social, para que avancemos en el área económica,
para que los colombianos empiecen a establecer una relación
de causa – efecto entre el avance de la Seguridad Democrática
y el mejoramiento del universo económico y del universo
social. A propósito, hemos avanzado, pero falta mucho.

Si comparamos la población ocupada en los primeros meses
del año 2002, con la ocupada por esta fecha, millón
200 mil colombianos han encontrado empleo; pero mire, solamente
para mantener la cifra de desempleo en su mismo nivel, el país
tiene que crear 500 mil nuevos empleos por año. El impacto
en las cifras solo se da a partir de una creación de empleo
que supere esa línea de los 500 mil, porque todavía
crece muchísimo como no ocurre en muchos de los países
que ustedes representan, la población y por ende los ciudadanos
que van llegando a la edad de pertenecer a franja de la población
económicamente activa. Y todavía tenemos un problema
de informalidad enorme, que apenas empieza a dar señales
por lo menos de estancarlo, de estabilizarlo, para que posteriormente
empiece a retroceder.

Señales como la reducción de tres puntos en el subempleo.
Pero de ese millón 200 mil empleos creados, apenas hay en
el sector formal unos 400 mil. Entonces, el Gobierno tiene que
estar pendiente de lo que avanza y mucho más pendiente de
lo que falta, pero notamos ánimo inversionista. La inversión
privada volvió a pasar del 7 al 14 por ciento en el país.
A 30 de noviembre, la importación de bienes de capital había
crecido en un 18 por ciento, sin contabilizar transporte.

Planeación Nacional y el Ministerio de Hacienda, en las
proyecciones macroeconómicas, calcularon un crecimiento
económico del dos, con lo que pasó en el último
trimestre, sino es del cuatro está por ahí cerquita.
Porque en el primer trimestre del año pasado fue de 3.87
(por ciento), en el segundo 3.2 (por ciento), en el tercero 4.17
(por ciento). Si no tuviéramos el problema de la droga el
crecimiento habría sido mucho mayor, por que el crecimiento
de la economía lícita está afectado en sus
resultados por el decrecimiento de la economía ilícita.

En la contabilidad macroeconómica de Colombia, de indicadores
como el crecimiento, infortunadamente se ha incluido la evolución
de la droga.

Entonces, la agricultura crece en 196 mil
hectáreas, más
de un cinco por ciento; pero cuando se le descuenta el decrecimiento
de droga el crecimiento neto, que finalmente aparece, es alrededor
del tres, o menos. Ahí seguimos viendo nuevos campos donde
la droga produce una inmensa perturbación.

Yo no veo manera de hacer política social sin crecimiento,
porque el país con un Estado quebrado –como el que
encontramos y que sigue convaleciente en lo fiscal, que falta mucho
para resolver el problema fiscal-, con un déficit fiscal
en 2002, en el Gobierno Nacional central, del 5.3 (por ciento),
con un nivel de endeudamiento superior al 50 por ciento sobre el
PIB que compromete el 40 por ciento del presupuesto para servir
deuda y con un economía privada sin confianza, es un país
que no está en condiciones de resolver el problema social.

Por eso, aquí necesitamos que la economía crezca,
sino ¿qué vamos a repartir? La vieja tesis del reparto
está totalmente superada por los hechos de Colombia.

Mi conclusión elemental en ese tema es que, si no ponemos
esta economía a crecer velozmente, si no recuperamos plenamente
la confianza de los inversionistas, nos quedamos sin qué repartir;
porque lo que hay es un desastre para todo el mundo.

Seguimos trabajando con las Siete Herramientas de Equidad.

En educación, hemos avanzado en 500 mil cupos escolares,
pero hay un millón y medio de niños sin acceso a
la educación básica. El Gobierno no puede quedarse
en lo logrado, tiene que hacer un gran esfuerzo a favor de ese
millón y medio de niños que todavía nos falta
por escolarizar.

El Sena, al inicio de este Gobierno tenía millón
70 mil estudiantes, el 31 de diciembre terminó con 2 millones
250 mil estudiantes, hubo un gran crecimiento, pero la meta mínima
que necesita Colombia es que en el año 2006 tenga 4 millones
de estudiante, lo cual exige un enorme esfuerzo.

En educación universitaria no hemos podido avanzar tanto
como hubiéramos querido. Cifras preliminares que he conocido
me muestran que el año pasado no avanzamos en más
de 60 mil nuevos cupos, eso es muy poco. Tenemos fe que este año
crezcamos más y que la revolución de las comunicaciones
nos ayude a que se ofrezca en Colombia más y mejores programas
de educación a distancia, apoyada por Internet y los sistemas
asimilables de comunicaciones.

En la Protección Social también hemos avanzado,
pero falta mucho. El año pasado vinculamos un millón
200 mil nuevos colombianos al régimen subsidiado de salud,
parte por el crecimiento normal y parte porque corregimos un factor
de corrupción, que era la multiafiliación. Pero necesitamos
llegar en este Gobierno a 3 millones y todavía no será suficiente.

El esfuerzo del año pasado fue enorme, los resultados inmensos
para las posibilidades del Estado, muy pequeños para las
necesidades de la comunidad.

Hemos lanzado con todo entusiasmo el programa
de atención
a los ancianos pobres, pero estamos financiando 142 mil, son 600
mil ancianos pobres en Colombia.

Muchas personas me dijeron: ‘Presidente ¿y por qué apenas
empezó con 142 mi?’, casi no conseguimos el dinero
para poder empezar con 142 mil y lo que queremos es pagarle a esos
142 mil y ver cómo logramos crecer el año entrante
con 15 mil y dejar la economía en una senda de crecimiento
que le permita a los futuros gobierno llegar a una cobertura total
de ese flagelo tan grave, que es la tercera edad indigente y desatendida.

Con Bienestar Familiar hemos avanzado mucho.
Tenemos 6 millones de niños en los diferentes programas, pero el nuevo programa
que es el de los desayunos infantiles ha logrado ya 322 mil niños,
este año en julio debe llegar a 500 mil pero tenemos que
encontrar 59 mil millones adicionales, para poder llegar el año
entrante a un millón, y todavía queremos cortos.

Estamos financiado 340 mil Familias en
Acción, un programa
muy bien recibido en la base popular de la Nación. El programa
lo lanzó el Presidente Pastrana, nosotros lo compartimos
plenamente, dimos ‘hay que continuarlo’, pero teníamos
que darle credibilidad pagándole a la gente cumplidamente.
Entonces tuvimos que decir: ‘no podemos ampliar más
la cobertura, dediquémonos a pagarle a estas familias cumplidamente.

Como ven, en ese programa social uno encuentra
unos esfuerzos que le cuestan mucho al Estado, unos resultados
importantes para
el Estado pero pequeños en relación con las necesidades
de la comunidad. Tenemos que seguir con todo entusiasmo buscando,
buscando soluciones.

Aspiro a que en los próximos días podamos dar un
paso para la afiliación masiva de los trabajadores independientes
de la Patria al régimen subsidiado de salud. Se están
dando los últimos detalles al decreto entre los ministerios
de Hacienda y Protección.

Se ha trabajado mucho en la economía solidaria en todo
el país, que es la tercera herramienta de equidad.

Se tomó la decisión que los
subsidios al sector agropecuario, fundamentalmente vayan a grupos
asociativos campesinos.
Tengo mucha fe en que los Laboratorios de Paz nos ayuden en eso,
como nos deben ayudar con otro tema muy importante, el de las Familias
Guardabosques.

Hace un año se las anuncié, ya tenemos 20 mil. Las
primeras 3.500 surgieron en el Putumayo, familias que antiguamente
estaban en el tema de la droga, hoy son guardabosques y están
recibiendo del Estado 5 millones de pesos al año. Mucho
más que el ingreso de un ventero callejero de Bogotá,
pero ¿ustedes saben cuántas familias aspiran llegar
al programa Guardabosques en zonas de drogas? 50 mil familias.
Y con mucha dificultad hemos llegado a 20 mil.

Anoche le decía al Embajador Patten: ¡qué bueno,
qué bueno que la Unión Europea nos ayude para canalizar
parte de los recursos de los Laboratorios de Paz hacia las Familias
de Guardabosques que residen en esos Laboratorios de Paz, el Macizo
Colombiano!

Nosotros no podemos dejar que el Macizo
Colombiano, que es la fábrica de aguas de la Nación, que es la estrella
fluvial de la Nación, siga siendo destruido por la droga,
pero hay que darle una alternativa a esas comunidades mayoritariamente
indígenas. Ningún sitio más indicado para
el programa Guardabosques que el Macizo Colombiano, que las comunidades
indígenas abandonen la droga, nosotros la destruimos y que
hagan el compromiso con el Estado de cuidar los terrenos libres
de droga, y cuidar la recuperación del bosque que es la
protección de la fábrica de agua del Macizo Colombiano,
y que reciban la remuneración de Familias Guardabosques.

En el programa País de Propietarios hemos avanzado muchísimo,
pero miren lo que ocurre, les narro esta anécdota.

Ese programa en la parte de microcrédito ha crecido un
57 por ciento, en este Gobierno se han beneficiado del programa
700 mil ciudadanos o usuarios de microcrédito, y hace algunos
meses asistí a una reunión de microempresarios con
el Ministro de Desarrollo y todos los que estaban allí reclamaban,
me dijo el Ministro: ‘Presidente, pero si esto tiene un crecimiento
formidable, ¿por qué reclaman?, mire el crecimiento
del Banco de la Mujer en Cali. Cuando este Gobierno empezó el
Banco de la Mujer de Cali tenía 40 mil clientes y una cartera
de 40 mil millones, hoy gracias al programa tiene 80 mil clientes
y una cartera de 100 mil millones’. Y le dije al Ministro:
porque a estas reuniones no vienen los que recibieron el microcrédito,
sino los que no lo han recibido, que son la inmensa mayoría.

Eso explica porqué el afán del Gobierno de vivir
en contacto con la base comunitaria de la Nación, porque
este país le ha dedicado mucho tiempo a dialogar con el
terrorismo, la mejor manera de evitar que crezca el terrorismo
es dedicarle todo el tiempo a dialogar con la base popular de la
Nación y a procurar resolverle problemas.

Nada, nada hay que me haga más falta a mi en mi alma, que
el diálogo permanente con la base popular de la Nación.
Nada hay que me emocione más la conciencia de colombianos,
que encontrarme con mis compatriotas de la base popular en un Consejo
Comunitario.

Este país no puede seguir haciendo interlocutores institucionales
a los armados, a los terroristas. Aquí el principal deber
es hacer interlocutores de las instituciones a los dueños
de ellas, los sectores más vulnerables de la Nación.
Y eso se convierte en una crítica constructiva permanente
al Gobierno.

Los gobiernos encerrados entre estas paredes
no ven los problemas. Y me encierro en un salón de estos y los ministros me presentan
en Power Point los logros de sus ministerios y digo: ‘qué maravilla,
cómo va todo de bien’ y el Power Point engatusa. Ese
es un invento de los comunicadores que anestesia, hipnotiza, encanta.
Otra cosa es salir uno a la calle a ver la problemática
ciudadana, y eso obliga a los gobiernos a responderle a la gente
y es lo que, en un país con estos problemas, quienes estamos
en el Gobierno tenemos que entregar hasta la última gotica
de energía buscando cómo le respondemos a la gente.

Esa tarea hay que seguirla, pero miren
cómo falta para
entregarle soluciones a gente, uno hace una cosita y faltan mil.
Con constancia y con patriotismo y con la ayuda de todos ustedes,
yo creo que salimos adelante.

Me han preguntado muchos de ustedes, me
han hecho dos preguntas: ‘¿usted
por qué llama terroristas a los grupos violentos, y si usted
los llama terroristas como puede negociar con ellos?’

Cuando leo la legislación inglesa o la española
o la alemana, para no citar sino estas tres, encuentro que ellas
definen como terrorismo la violencia o la simple amenaza de uso
de violencia por razones ideológicas, políticas o
religiosas. Y esa definición está basada en el supuesto
de que hay una democracia operante que permite un espacio de expresión
a todas las ideas, a todas las vertientes del pensamiento. Entonces
transporto eso a mi Patria colombiana y digo aquí estamos
haciendo dos grandes esfuerzos: un esfuerzo para que esta democracia
sea operante, para que nadie pueda decir: ‘me cercenaron
los derechos democráticos’ y un esfuerzo para que
esta democracia defienda la gente con esquemas institucionales.

Eso nos conduce a que no haya terrorismo
de Estado. Y en la ausencia del terrorismo de Estado y en el
imperio de la democracia, la violencia
contra las instituciones y contra la ciudadanía no se puede
calificar sino de terrorismo, porque pierde cualquier capacidad
de explicarse.

Y la segunda pregunta: ‘¿cómo, si los califica
de terroristas, puede negociar con ellos?, por eso el Gobierno
ha sido insistente en el cese de hostilidades. Cuando me posesioné,
el Presidente Andrés Pastrana me decía que tenía
un proceso de paz con las autodefensas a través de la iglesia
y uno con el Eln a través de Cuba, que yo qué opinaba,
y le dije: sigámoslo, qué bueno.

Me reuní con la iglesia y del proceso
con las autodefensas, le dije: la exigencia de este Gobierno
es el cese de hostilidades,
porque eso es lo que suspende la actividad violenta terrorista
y lo que le da credibilidad al proceso y legitimidad.

Quiero, porque se el interés de todos ustedes de ayudar
en esos procesos de paz, este Gobierno ve con urgencia la necesidad
del cese de hostilidad, pero sin afán, la desmovilización
y el desarme. Se lo repetí hace poco a Felipe Torres del
Eln. Le dije: Felipe, el proceso de paz empieza con un cese de
hostilidades y me dijo: ‘¿entonces nos van a obligar
a desarmarnos?’, y dije: no, empecemos con un cese de hostilidades,
que la gente crea en el proceso, que sea un proceso sin sangre
para que demostremos que estamos utilizando una sola arma, la argumental.
Y de ahí para adelante todo el plazo que se requiera para
llegar al desarme y para llegar a la desmovilización.

Creo que eso abre un espacio importante.
Y no obstante que esa propuesta la vengo lanzando desde mi condición de candidato
a la Presidencia, hay que repetirla y no hay un momento más
importante para repetirla que esta reunión con todos ustedes,
por el afán de todos ustedes en ayudar a buscar procesos
de reconciliación en Colombia.

Alguien me decía: ‘¿cuál es el objetivo
del proceso de paz con los paramilitares?’ Muy claro: que
en este país no haya sino una manera de defenderse, la institucional.
Desmontar cualquier mecanismo no institucional de defensa, ese
es un objetivo, clarísimo. Eliminarle a Colombia mecanismos
ilegítimos de defensa y sustituirlos por la única
defensa que para la sociedad cabe en la democracia, que es la institucional.

Aspiro que se den nuevos pasos en ese proceso,
que le den amplia credibilidad a la opinión nacional e internacional, que
consolidado el cese de hostilidades sea sucedido por un paso de
concentración en áreas específicas, para facilitar
la vigilancia nacional e internacional.

Con algunos de ustedes siento que tengo
una división de
trabajo, porque ustedes siempre me hablan del diálogo y
yo siempre les hablo de la Seguridad Democrática. Sigan
ustedes hablando del diálogo y yo sigo con el ejército
y la policía en la Seguridad Democrática. Que el
diálogo con la buena fe y el espíritu de ustedes
algún día se dará. La seguridad aplicada democráticamente
conduce a ese diálogo.

Mi propósito no es el aniquilamiento de la gente, mi propósito
es la seguridad de la gente.

Nosotros no tenemos aquí ánimo de tierra arrasada,
sino ánimo de que no sigan arrasando a Colombia. Nosotros
no tenemos ánimo jactancioso de vencedores, el único
triunfo que yo quisiera es que mi Patria pueda vivir con felicidad.
En el recorrido de mi generación no hemos tenido un día
de paz, yo no quiero eso para las generaciones que vienen.

El padre de familia cuando se va a morir
hace el inventario de su vida, lo llama examen y si dejó los hijos educados con
buen ejemplo y con una dotacioncita en lo básico, se muere
tranquilo. En Colombia mientras no haya paz, el padre de familia,
por buen padre de familia que haya sido no se puede morir tranquilo.

Mi generación no ha podido vivir tranquila. Mi afán
es que mi generación, que no ha podido vivir tranquila,
pueda morir tranquilamente y para que mi generación pueda
morir tranquilamente tiene que dejarle un país diferente
a los que vienen. Y los que vienen no sufran lo que ha sufrido
mi generación. Ese es el sentimiento que subyace a la política
de Seguridad Democrática.

Mi inmensa gratitud a todos ustedes. Además, se lo complejo
que es para muchos de ustedes ser diplomáticos en Colombia,
con un Presidente controvertido internacionalmente, terco, deliberante,
que le echa discursos duros a las ong’s, yo se todo, me pongo
en el pellejo de ustedes y me imagino las dificultades que tienen
muchas veces para darle explicaciones a sus gobierno y a sus comunidades.

Pero para que ustedes puedan mitigar las
preocupaciones que tantas veces les causo, sepan esto: yo odio
el terrorismo, pero quiero
más la democracia.

A todos, a sus familias, a sus gobiernos, a sus pueblos, que este
2004 sea feliz como lo necesita el mundo entero.

Muchas gracias.

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