Dicen los que saben de relaciones exteriores que el timonazo de Colombia frente a Venezuela fue la mejor noticia que produjo el gobierno Santos desde que comenzó. Desactivamos cualquiera posibilidad de una guerra entre las dos naciones, reactivamos, por el contrario, vínculos comerciales y permitimos que las negociaciones de paz avanzaran con los buenos oficios del nuevo mejor amigo Hugo Chávez y luego del buen Nicolás Maduro. Eso dicen excancilleres y potenciales cancilleres.
La realidad, sin embargo, sugiere que tanta genuflexión frente a los abusos del gobierno vecino no ha dejado un balance positivo como los ‘expertos’ indican.
Las deudas frente a los exportadores colombianos no se han terminado de pagar, nuestros empresarios fueron mirando a destinos distintos y hoy no es posible pensar que ninguno de ellos tenga intención de abrir más canales comerciales con Venezuela mucho menos de instalar plantas en ese país. La paz siguió su rumbo aún sin Chávez y desde hace meses la continuidad de los diálogos dejó de depender de Caracas, porque la influencia de Maduro en las Farc es casi inexistente.
Mientras tanto, lo que sí ha ocurrido es que los más de cinco millones de colombianos que viven en Venezuela sufren el abandono de su país y están pasando muchos de ellos por condiciones lamentables. Los que planean volver no cuentan con planes organizados que les garanticen una mejor vida de este lado de la frontera y los que sin querer regresar son deportados a la fuerza, denuncian maltratos de las autoridades venezolanas sin que el gobierno les pare bolas, como ha sentenciado el propio Gobernador de Norte de Santander, preocupado por la situación de quienes están siendo violentados en la frontera con Cúcuta.
En todo este lapso, callaron a un canal de televisión cuyo capital es colombiano, NTN24, y sistemáticamente insultan a los expresidentes Pastrana y Uribe tildándolos de delincuentes y sólo hasta ahora a nuestra flamante Canciller se le escapa alguna palabrita. ¿Será este el buen balance al que se refieren los internacionalistas cuando califican de brillante el mutismo del gobierno Santos frente a lo que ocurre en Venezuela?
Le llegó la hora al presidente de Colombia de ponerse del lado que toca. No del de Maduro, como ha ocurrido en los últimos años, sino del lado de millones de colombianos que reclaman una posición más firme y consecuente.