Tres expresidentes latinoamericanos, Sebastián Piñera, de Chile; Felipe Calderón, de México y Andrés Pastrana, de Colombia, han resuelto romper el círculo de indiferencia y abandono en que se encuentran los opositores al régimen de Maduro.
Piñera, Calderón y Pastrana fueron a Venezuela a entrevistarse con víctimas y familiares de la represión del gobierno chavista, a asistir, como invitados de la valerosa María Corina Machado, al foro “El poder ciudadano y la democracia de hoy”, y a visitar, en la cárcel de Ramo Verde, a Leopoldo López, líder de la oposición encarcelado arbitrariamente desde febrero del 2014. Esto último se les impidió aparatosamente.
Estos tres expresidentes son ahora testigos de primera mano de lo que está ocurriendo en Venezuela, algo bien distinto a verlo desde lejos. Han ido a empaparse del desconcierto económico causado por la indetenible inflación, la agobiadora escasez de productos básicos, el miedo a la delincuencia común, disparada en el país, y a las milicias armadas del chavismo que todo lo espían y delatan, capaces de amenazar y cometer crímenes impunemente, como ya se ha visto.
Ya era hora que líderes que creen en la democracia se manifestaran y dieran su apoyo a los que se juegan su libertad, y hasta la vida, en defensa de sus derechos, en defensa de su patria.
Había que terminar con la indiferencia hacia el pueblo venezolano, abandonado a su suerte, a manos de un gobierno corrupto, que ha perdido todo contacto con la realidad, que miente descaradamente, que no tiene ni idea de cómo salir del hueco donde se ha metido y ha arrastrado al país.
La cobardía de los demócratas del continente, de organismos como la OEA, creada precisamente para velar por la democracia, ha sido vergonzosa. El silencio de otros gobiernos, que por haber sido amigos de Hugo Chávez o, considerarse socialistas del siglo XXI, han volteado su espalda al sufrimiento y ruina de un país hermano, va más allá de ser condenable, es aberrante. La indiferencia de gobiernos, como el de Juan Manuel Santos en Colombia, que se precian de ser grandes demócratas y, sin embargo, se hacen los sordos, ciegos y mudos sobre la violación de todos los derechos democráticos y humanos de los venezolanos, es despreciable.
Así que esta valerosa visita de Piñera, Calderón y Pastrana marca un importante momento en Latinoamérica.
Claro, Maduro no ha demorado en venirse lanza en ristre contra los expresidentes. ¿Y cómo no? Si todo lo que le queda a este hombre es su labia, repetitiva, cruda, absurda. Ya todos nos sabemos de memoria su discurso, sus fabricaciones y mentiras. El mundo ya conoce su arsenal de amenazas e inventos de conflagraciones internacionales en su contra; como los ‘famosos’ virus transportados desde Estados Unidos para matarlo, alianzas de los poderosos para arruinar el país y acabar con el suministro de alimentos, hasta para bajar el precio de petróleo; toda clase de horrores creados para justificar el fracaso de su gobierno.
Bien por los expresidentes, Pastrana, Piñera y Calderón. Maduro puede rabiar todo lo que quiera e inventar toda clase de acusaciones en su contra. Nadie sensato las cree. Bienvenido el valor de estos tres hombres