Con su proverbial caballerosidad, su indiscutible inteligencia y liderazgo, su calidez y afecto por esta tierra caucana (que -con tristeza lo digo- no le ha retribuido políticamente, aunque goza de muchos afectos personales), y con gran responsabilidad patriótica, el expresidente Álvaro Uribe Vélez, volvió a esta tierra, el pasado sábado 4 del mes en curso, a presidir un foro de su partido, Centro Democrático. Se tocaron puntos fundamentales de la agenda política nacional, con llamados de atención sobre asuntos neurálgicos del devenir político, económico y social del Cauca. Sus análisis sobre la situación actual, con la autoridad moral y política, propias de un expresidente que ha entregado su vida solamente a pensar en su patria y el bienestar de sus conciudadanos, abandonando honores y pleitesías internacionales, son claros, objetivos y, ante todo, respetuosos. Nos invita a permanecer atentos a todos los sucesos nacionales y regionales y a manifestar nuestras apreciaciones y conceptos de forma decente y franca, siempre en función de nuestros deberes y derechos democráticos y ciudadanos.
Sin duda, se trató de un ejercicio político de gran calidad, con un líder indiscutible como Uribe, en compañía de varios parlamentarios de su partido encabezados por la caucana Paloma Valencia, donde, ciertamente, hubo amplia participación de líderes locales y regionales y una abierta expresión de afiliados y amigos del partido y de ciudadanos independientes, preocupados porque que nuestra patria no naufrague en la tempestad de las propuestas de “cambio extremo” que tienen sobresaltada, aterrada y en alto riesgo a Colombia. Es innegable el “efecto balsámico” que producen eventos de estas características, sobre la casi perdida esperanza, que nos está agobiando a muchos colombianos…
Ojalá en el Cauca, en octubre, pudieran revertirse las derrotas que en las elecciones unipersonales ha sufrido el Centro Democrático en los municipios y en la capital. Ello obedece a la falta de estructura política y a que solo se congregan integralmente con la presencia del presidente Uribe. No se aprecia en el partido ni renovación ni nuevos liderazgos lo que se convierte en una debilidad. El período de 8 años del traicionero J. M. Santos y el cuatrienio de Duque y su ineficacia pasaron evidente y costosa factura: Pasar de ser el partido mayoritario en el Congreso a ser el quinto después de “Duque presidente”, resulta un hecho jamás visto en la historia nacional. Es de evaluar que, si el liderazgo personal de Uribe sigue arrastrando a sus seguidores tal como se percibe, a pesar de los embates aleves de sus detractores, la revisión debe practicarse en otros niveles jerárquicos y operativos del partido.
Vale la pena anotar que el debate en Popayán se dio, justo en el momento en que el país no salía de su estupor frente a los gravísimos hechos de San Vicente del Caguán, con el secuestro de 78 policías, y la muerte de un subintendente y un civil, adobados con la noticia del posible ingreso de dineros ilegales, procedentes de organizaciones criminales, a la campaña del presidente Petro (en manos de su hijo y su hermano). Desde luego, se trata de un trance por demás difícil para el gobierno Petro, que va a amargar durante largos días la gobernabilidad nacional, adobada con el incalificable exabrupto del ministro del Interior, que, horondo, se presenta ante la opinión pública a esgrimir la pasmosa tesis de que “el hecho en el Caquetá, no fue un secuestro de policías, sino Un cerco humanitario” ¡Qué barbaridad! …. Aún no he podido entender qué piensa de los colombianos el locuaz ministro Prada … (Yo creía que esas expresiones absurdas estaban reservadas solamente para la ministra de Minas y Energía)
Retomo el rumbo del artículo y, con énfasis, reafirmo la trascendencia de que, en una situación dramática como la descrita, sean las palabras del expresidente Uribe las que nos devuelvan la esperanza en Colombia. Más aún, en una región en la que la votación creciente por candidatos de la izquierda, funciona de forma paralela a los índices de pobreza en el departamento del Cauca. Por ello no puedo menos que celebrar la generosa, valiente y patriótica visita y decirle: ¡Muchas gracias presidente Uribe! ¡Que Dios lo conserve muchísimo tiempo y, por favor, vuelva pronto!