Por : Alvaro Ramirez Gonzalez
A propósito del monumental escándalo que enfrenta Nicolás Petro, vale bien la pena hacer una sencilla y serena comparación en el desempeño profesional de los hijos de Uribe, los de Santos y los de Petro.
Tomas y Jerónimo Uribe, nacieron de cuna rica, por el lado de su madre Dońa Lina Moreno, hija de un Industrial muy reconocido e importante en Antioquia.
Sin embargo desde muy pequeńos y en la Universidad, se pusieron a trabajar en serio.
Recuerdo sus primeros pasos, comercializando sombreros vueltiaos, y mochilas Wayu.
También ingresaron en el negocio del reciclaje con mucho más vigor.
Promovieron y desarrollaron una zona franca en la sabana de Bogota, asociados ya con gente rica, pero haciendo todas las cosas al derecho.
Han desarrollado del mismo modo unos grandes Centros Comerciales en Monteria, Soledad, Apartadó y Cartago, con muchísimo éxito.
La última noticia que tengo es que montaron una empresa inmobiliaria virtual que está por toda Latinoamerica, y los Estados Unidos, que se llama La Haus, y de la cual es socio el magnate Bill Gates.
Llevan más de quince años de una vida empresarial muy dedicada y naturalmente exitosa.
En ese camino y siendo Uribe presidente de Colombia, Gustavo Petro lideró una cruzada de ataques sin pausa ni misericordia contra esos jóvenes ejecutivos, acusándolos de tráfico de influencias y volteo de tierras, acusaciones que nunca pudo probar, pero si les hizo mucho daño en su imágen pública y en su seguridad personal.
La idea además era dańar a Uribe.
Hoy viven fuera del país con sus familias.
Martín Santos, a quien me voy a referir por ser el hijo mayor del presidente Juan Manuel Santos, y el único que fue visible en su gobierno, se graduó en la Universidad, y solo ha ocupado cargos públicos.
Se unió al coro de ataques a Uribe y a sus hijos, como parte de la defensa de Santos.
No tiene ningún emprendimiento, ni se le conoce figuración importante alguna, siendo un delfín de alguien tan influyente como Juan Manuel Santos.
En medio de tantos ataques, Jerónimo y Tomas Uribe, una vez le enviaron un mensaje público, donde lo invitaban a ponerse a trabajar.
“ Trabajar es duro pero bien vale la pena Martin”, le dijeron los Uribe Moreno, invitándolo a que le dedicara más tiempo a su trabajo que a perseguirlos con tanta envidia y sin resultado alguno.
Petro en esa jornada imparable de ataques a los hijos de Uribe, una vez trinó, “ nunca verán a mis hijos traficando influencias ni cobrando comisiones de negocios con el Estado!”
Por la boca muere el pez!
Con 1.500 páginas de mensajes, chats, audios y registros bancarios, así como de conversaciones con los pillos que le dieron el dinero a Nicolás Petro, es prácticamente imposible que salga ileso de tantas acusaciones y tantas actuaciones delincuenciales.
“ Me violaron mi privacidad “, argumenta cínicamente el delfín de Petro, pero se lo violó fue su propia esposa y le entregó todo ese material a las autoridades.
Ahí tienen pues amigos lectores el palmarés profesional de los hijos de tres presidentes de Colombia.
Unos empresarios muy destacados y exitosos, un joven sin figuración alguna y un delfín seriamente comprometido con graves delitos y muy malas compańias.
Fumen y comparen, como dice mi Madre!